15/08/2019, 06:55
—Ejem— Carraspeó. —Es Kokona— Pareció enrojecerse, aunque lejos de se ira parecía ser más vergüenza. Sus ojos parecieron cristalizarse cómo si fuera a empezar a llorar. —No pensé que me fueras a olvidar así. ¡SNIFF!— sacó un pañuelo y se limpió una lagrimita que corrió un poco su delineador de ojos. —Ay, cielo. Esa vez no sé que pasó, fue algo que no contemplé...— negó con la cabeza. —Eras... Kei, ¿Rei?— se sonrojó aún más al darse cuenta que ella tampoco recordaba su nombre. —Ay no— Se llevó la mano a la frente, justo cuando una de sus guardias tomaba a toda velocidad un vaso de agua y se lo extendía. La mujer lo vio de reojo y lo tomó, pero sólo le dio un ligero sorbo.
—¿Yo? ¡Pues vine a comprar el hotel!— Lo dijo con la facilidad de quién va a comprar papas fritas a Coladragón. —Es una nueva inversión que planeo hacer y pues quería comprobar el estado desde adentro. Ciertamente a veces me aburro con esto del papeleo, el traspaso; ahhh lo que es la burocracia— Negó con la cabeza. —Aunque, bueno, también en parte es negocio de mi hermano. Suelo ser su representante legal muchas veces en estos casos.
»¿Y a ti que te trae por aquí, cariño?— Giró su cabeza con curiosidad.
—¿Yo? ¡Pues vine a comprar el hotel!— Lo dijo con la facilidad de quién va a comprar papas fritas a Coladragón. —Es una nueva inversión que planeo hacer y pues quería comprobar el estado desde adentro. Ciertamente a veces me aburro con esto del papeleo, el traspaso; ahhh lo que es la burocracia— Negó con la cabeza. —Aunque, bueno, también en parte es negocio de mi hermano. Suelo ser su representante legal muchas veces en estos casos.
»¿Y a ti que te trae por aquí, cariño?— Giró su cabeza con curiosidad.