18/08/2019, 22:31
—Decidme una cosa. Ignorando el tema de convertiros en kunoichis... ¿Nunca habéis sentido curiosidad por vuestras habilidades peculiares? ¿No habéis deseado saber si hay más personas así en alguna parte? ¿Si hay un origen a esto?
—Ciertamente, no —contesto Amu, con gran simpleza.
—Creo que el tenernos la una a la otra es suficiente —complemento Sir.
Aquellas podían sonar como las palabras inocentes niñas, pero estaban colmadas de una sinceridad y aceptación envidiables. Las personas únicas (que viene a ser la mayoría) se encuentran de cierto estado de soledad, puesto que no hay nadie como ellos, ya que, en teoría, no hay en el mundo dos personas que puedan experimentar lo mismo. En ese sentido, aquellas gemelas puede que fuesen las únicas que podían atribuirse la compresión plena y total de otro individuo… Y puede que fuese eso lo que les bastaba para no buscar nada más en el mundo.
—Aunque hay cosas que nos dan curiosidad —revelo Sir.
—Cierto, como: ¿Qué se siente ser único? ¿No es algo solitario? —se atrevió a preguntar Amu.
—Hay van de nuevo… —suspiro con algo de gracia el señor, quien ya estaba acostumbrado a que hiciesen aquel tipo de preguntas a todos los visitantes.
—Ciertamente, no —contesto Amu, con gran simpleza.
—Creo que el tenernos la una a la otra es suficiente —complemento Sir.
Aquellas podían sonar como las palabras inocentes niñas, pero estaban colmadas de una sinceridad y aceptación envidiables. Las personas únicas (que viene a ser la mayoría) se encuentran de cierto estado de soledad, puesto que no hay nadie como ellos, ya que, en teoría, no hay en el mundo dos personas que puedan experimentar lo mismo. En ese sentido, aquellas gemelas puede que fuesen las únicas que podían atribuirse la compresión plena y total de otro individuo… Y puede que fuese eso lo que les bastaba para no buscar nada más en el mundo.
—Aunque hay cosas que nos dan curiosidad —revelo Sir.
—Cierto, como: ¿Qué se siente ser único? ¿No es algo solitario? —se atrevió a preguntar Amu.
—Hay van de nuevo… —suspiro con algo de gracia el señor, quien ya estaba acostumbrado a que hiciesen aquel tipo de preguntas a todos los visitantes.