19/08/2019, 17:06
Reiji se dejó caer hacia atrás, al suelo, y su wakizashi, empuñada por Yuuna, pasó por encima. En ese momento su pie quedó libre, y en ese momento Yuuna se retiró. Dos pasos rápidos hacia atrás, firmes, convencidos y prudentes. Uno siempre hacía bien en no subestimar a un rival, por mucho que dicho rival fuera menos fuerte, diestro y ágil que él. Y había hecho bien, porque el muchacho quiso golpearla —torpemente, dicho sea— mientras caía.
Claro que, el muchacho no había pensado tanto como él se creía. Repasemos los acontecimientos: uno se deja caer con todo el peso hacia atrás con el único apoyo de una de sus piernas. Porque claro, con la otra está intentando patear a un rival. Ambas manos están concentradas en hacer fuerza contra su hoja, por tanto no hay mano que puedas usar para... parar el golpe de tu espalda contra la madera de un barco, quizás.
Y tristemente Reiji no era lo suficientemente diestro como para que la artimaña le saliera bien. Su espalda chocó contra la madera y también su cabeza.
—Eh, ¿estás bien? —rio Yuuna, quien ahora empuñaba a Tamashigiri... y la wakizashi de Reiji.
Claro que, el muchacho no había pensado tanto como él se creía. Repasemos los acontecimientos: uno se deja caer con todo el peso hacia atrás con el único apoyo de una de sus piernas. Porque claro, con la otra está intentando patear a un rival. Ambas manos están concentradas en hacer fuerza contra su hoja, por tanto no hay mano que puedas usar para... parar el golpe de tu espalda contra la madera de un barco, quizás.
Y tristemente Reiji no era lo suficientemente diestro como para que la artimaña le saliera bien. Su espalda chocó contra la madera y también su cabeza.
—Eh, ¿estás bien? —rio Yuuna, quien ahora empuñaba a Tamashigiri... y la wakizashi de Reiji.
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