29/08/2019, 23:49
—¡Claro! N-no imagino a Ayame-san siendo una molestia...
La chica la acompañó, concordando en lo cómoda que era la habitación. La Kusajin no tomó mucho tiempo, sólo dejó su mochila a un lado de la cama y la flauta sobre la mesita. No quiso entretener a Ayame al acomodar su ropa, ya lo haría antes de dormir, tal vez. Se sentó un segundo para probar la comodidad de la cama, y suspiró.
—Me alegra. —dijo al escuchar que no habría mucha gente. "Muchísimo."
Luego se levantó y se aseguró que llevaba lo indispensable: su equipo ninja y su monedero, sólo por si encontraba algo mono para comprarse o algo de apariencia deliciosa para zamparse. Asintió hacia la chica de la luna y la siguió escaleras abajo.
"Tiene lindo cabello. Y esa luna en su frente… ¿Será un tatuaje? Tal vez es un jutsu de sellado. Quisiera preguntarle…"
Pero justo antes de que abriera la boca y pudiese solventar sus dudas, Ayame la detuvo.
—¿Qué…? —comenzó, pero se llevó la mano a la boca para interrumpirse, pues la chica le indicó que escuchara. Las voces eran muy débiles ante los oídos de Ranko, y de seguro habrían pasado desapercibidas si Ayame no las hubiese señalado.
"¿Las qué arriba? ¿Ver qué? ¿Qué suerte?" La mente de Ranko se puso alerta, más por la indicación de la chica que por lo que había apenas escuchado. Intentó pensar, pero la información que recibía era muy poca. ¿Era la voz del recepcionista o de un inquilino? ¿Estaba gritando sólo hablando animadamente? ¿Estaba alegre o asustado? Al ser un lugar nuevo, no sabía si una voz así era sospechosa o no. Pero no estaba de más ir precavida.
Intentando no emitir sonido alguno, Ranko llevó su diestra al costado, lista para empuñar la wakizashi que colgaba de su cadera. Con el corazón comenzando a acelerarse, negó hacia Ayame. Susurró lo ás bajo posible.
—No. No claramente. ¿Qué escuchas?
Presentía problemas.
La chica la acompañó, concordando en lo cómoda que era la habitación. La Kusajin no tomó mucho tiempo, sólo dejó su mochila a un lado de la cama y la flauta sobre la mesita. No quiso entretener a Ayame al acomodar su ropa, ya lo haría antes de dormir, tal vez. Se sentó un segundo para probar la comodidad de la cama, y suspiró.
—Me alegra. —dijo al escuchar que no habría mucha gente. "Muchísimo."
Luego se levantó y se aseguró que llevaba lo indispensable: su equipo ninja y su monedero, sólo por si encontraba algo mono para comprarse o algo de apariencia deliciosa para zamparse. Asintió hacia la chica de la luna y la siguió escaleras abajo.
"Tiene lindo cabello. Y esa luna en su frente… ¿Será un tatuaje? Tal vez es un jutsu de sellado. Quisiera preguntarle…"
Pero justo antes de que abriera la boca y pudiese solventar sus dudas, Ayame la detuvo.
—¿Qué…? —comenzó, pero se llevó la mano a la boca para interrumpirse, pues la chica le indicó que escuchara. Las voces eran muy débiles ante los oídos de Ranko, y de seguro habrían pasado desapercibidas si Ayame no las hubiese señalado.
"¿Las qué arriba? ¿Ver qué? ¿Qué suerte?" La mente de Ranko se puso alerta, más por la indicación de la chica que por lo que había apenas escuchado. Intentó pensar, pero la información que recibía era muy poca. ¿Era la voz del recepcionista o de un inquilino? ¿Estaba gritando sólo hablando animadamente? ¿Estaba alegre o asustado? Al ser un lugar nuevo, no sabía si una voz así era sospechosa o no. Pero no estaba de más ir precavida.
Intentando no emitir sonido alguno, Ranko llevó su diestra al costado, lista para empuñar la wakizashi que colgaba de su cadera. Con el corazón comenzando a acelerarse, negó hacia Ayame. Susurró lo ás bajo posible.
—No. No claramente. ¿Qué escuchas?
Presentía problemas.
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