El acero peregrino

[Sasaki Reiji]

—¿La primera?

Podía entender su sorpresa, pero el día tenia unas horas limitadas, y hasta donde mi conocimiento alcanzaba, el tiempo era un bien irrecuperable. No me había parado nunca, por que necesitaba exprimir el tiempo al máximo.

—Entonces es mejor que te lo tomes con un poco de calma. A veces experiencias cómo estás ayudan a templar el alma más que una dura sesión de entrenamiento.

Observe el cielo. ¿Templar él alma? Yo no estaba seguro, en mi corazón sentía que mi alma ya estaba forjada, como el acero de mis espadas. Quizás, como siempre, estaba equivocado, pero era algo tan típico que no le di mas vueltas.

—Ahhhh... buenos días.

Todavía me sorprendía el siglo de Katsudon. Su voz me sacó de mis pensamientos. ¿Como alguien que roncaba así podía moverse sin hacer ruido?

—Buenos días. ¿Ya has desayunado?

Por que yo no. Y al verle, por algún motivo, solo pude pensar en comida.