21/11/2015, 12:52
Escuchó atentamente al Ishimura y lo siguió con la mirada mientras seguía con un brazo en el estómago, temiendo que volviese a reproducir algún sonido embarazoso para ella. Así, cuando el joven shinobi se acercó al gran baúl que había subido a bordo, no logró ver más allá que el rostro serio de Kazuma buscando en su interior. Frunció el ceño, ¿habría comida ahí dentro? ¿O dinero para poder comprar algo?
Su estómago hizo un ruido de aprobación ante sus pensamientos.
No dudó en acercarse más al chico y lograr divisar lo que había dentro del baúl, pero no antes de que el Ishimura pudiera afirmar gracias a sus palabras y su sonrisa que había hecho una gran elección al coger esa caja, y que, por tanto, había todo un surtido de lujosa comida - a ojos y estómago de la pequeña huérfana que estaba muerta de hambre - y bebidas, incluso alcohólicas... A esto la joven frunció el ceño, no bebía ese tipo de cosas a menos que fuese estrictamente necesario, y como nunca lo era, pues no había probado gota en su vida.
Se sentó como pudo para disfrutar mejor de su posición y observó la comida que se encontraba dentro, haciendo gruñir de nuevo a su interior, ya que no podía esperar más. Miró a Kazuma, con un brillo en los ojos, y habló:
-¿De verdad... Que puedo comer esto?- Susurró con un deje de esperanza. Y sin esperar nada más... -¡Qué aproveche!- Alzó la voz, y así, tomó una bola de arroz del baúl y se lo llevó a la boca, pegándole un mordisco digno de su apetito. Cuando lo probó y notó como los granos de arroz se separaban en su boca, sintió que se encontraba en el cielo.
Sabía que después de eso tendría que agradecer a Kazuma muchísimo. Y por ello lo miró, esperando a ver si él la acompañaba a ella en su almuerzo.
Su estómago hizo un ruido de aprobación ante sus pensamientos.
No dudó en acercarse más al chico y lograr divisar lo que había dentro del baúl, pero no antes de que el Ishimura pudiera afirmar gracias a sus palabras y su sonrisa que había hecho una gran elección al coger esa caja, y que, por tanto, había todo un surtido de lujosa comida - a ojos y estómago de la pequeña huérfana que estaba muerta de hambre - y bebidas, incluso alcohólicas... A esto la joven frunció el ceño, no bebía ese tipo de cosas a menos que fuese estrictamente necesario, y como nunca lo era, pues no había probado gota en su vida.
Se sentó como pudo para disfrutar mejor de su posición y observó la comida que se encontraba dentro, haciendo gruñir de nuevo a su interior, ya que no podía esperar más. Miró a Kazuma, con un brillo en los ojos, y habló:
-¿De verdad... Que puedo comer esto?- Susurró con un deje de esperanza. Y sin esperar nada más... -¡Qué aproveche!- Alzó la voz, y así, tomó una bola de arroz del baúl y se lo llevó a la boca, pegándole un mordisco digno de su apetito. Cuando lo probó y notó como los granos de arroz se separaban en su boca, sintió que se encontraba en el cielo.
Sabía que después de eso tendría que agradecer a Kazuma muchísimo. Y por ello lo miró, esperando a ver si él la acompañaba a ella en su almuerzo.