9/09/2019, 22:32
¡Era el hombre de la posada! Ayame le puso una mano a Ranko para evitar que le hiciera daño, aunque la Kusajin no planeaba herir a la persona. La chica soltó al dependiente casi al instante y envainó a Higanbana.
—¡D-d-disculpe! —susurró, arrepentida de haberse lanzado así. Se alejó un paso del hombre para darle espacio para recuperar el aliento, mientras escuchaba lo que él decía.
"Tres hombres y una mujer. Puertas cerradas. Rehenes." repasó la castaña en su cabeza. El hombre les pidió ayuda al ser kunoichis. Ayame le preguntó a Ranko qué haría. Un dejo de emoción sobrepasó a todo posible miedo o nervio. "Una situación peligrosa… ¡Un momento ideal para mostrar mi valía y seguir mi deber como shinobi! Pero no puedo dejarme llevar… Piensa, Ranko, piensa, ¿Qué es lo primero que debería hacer? No, no hacer. Saber."
—¿Cómo son? —le preguntó rápidamente al hombre —. ¿Iban armados? ¿Usaron alguna técnica?
Recordó la suerte que tenía de pararrayos, pues casi todos sus encuentros habían sido contra el Raiton: Rōga, Yota, Mei, e incluso su hermana, Kuumi. Desafortunadamente no había aprendido a lidiar con tal elemento. Ranko pensó que, al ser una kunoichi más de combate directo, no podría hacer mucho en otros aspectos, así que información sobre los movimientos o equipo de los criminales sería muy útil. Aunque, claro, si atacaba con las técnicas equivocadas, podría causar más destrozos que alivios.
—¿Q-qué piensa Ayame-san? —preguntó en voz baja.
—¡D-d-disculpe! —susurró, arrepentida de haberse lanzado así. Se alejó un paso del hombre para darle espacio para recuperar el aliento, mientras escuchaba lo que él decía.
"Tres hombres y una mujer. Puertas cerradas. Rehenes." repasó la castaña en su cabeza. El hombre les pidió ayuda al ser kunoichis. Ayame le preguntó a Ranko qué haría. Un dejo de emoción sobrepasó a todo posible miedo o nervio. "Una situación peligrosa… ¡Un momento ideal para mostrar mi valía y seguir mi deber como shinobi! Pero no puedo dejarme llevar… Piensa, Ranko, piensa, ¿Qué es lo primero que debería hacer? No, no hacer. Saber."
—¿Cómo son? —le preguntó rápidamente al hombre —. ¿Iban armados? ¿Usaron alguna técnica?
Recordó la suerte que tenía de pararrayos, pues casi todos sus encuentros habían sido contra el Raiton: Rōga, Yota, Mei, e incluso su hermana, Kuumi. Desafortunadamente no había aprendido a lidiar con tal elemento. Ranko pensó que, al ser una kunoichi más de combate directo, no podría hacer mucho en otros aspectos, así que información sobre los movimientos o equipo de los criminales sería muy útil. Aunque, claro, si atacaba con las técnicas equivocadas, podría causar más destrozos que alivios.
—¿Q-qué piensa Ayame-san? —preguntó en voz baja.
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