11/09/2019, 03:34
—Calor y picante no es una buena combinación, por lo menos para mi, no sé cómo los participantes gozan con ese reto… Aunque al parecer a ti como que sí te place...—
— Supongo que no lo es, porque es un desafío y está hecho para pasarla mal.— Kouji se encogió de hombros, inclinando la cabeza un poco. — A mí, pues, el calor me parece igual de cansino antes y después de comer. — Nuevamente pasó la mano por la frente intentando aplacar el sudor condensado en gotas sobre su piel. — La verdad es que no siento la diferencia. — Afirmó sin ápice de pretensión, aunque él vagamente razonaba que la facultad casi sobrehumana que lo hacía inmune a la capsaicina, radicaría en su atrofiado sentido del gusto.
Irónico que este lastre que cargaba de nacimiento lo hubiera convertido, sin querer, en el campeón de aquel concurso, al que acudía simple y únicamente para tratar de sentir el placer carnal de degustar el alimento. La experiencia que conseguía recrear dentro de las paredes de aquel establecimiento era la misma que la del ciego cuando recupera la vista, aunque solo fuera por minutos.
El extranjero, con los sentidos secuestrados por la comida de la chica, salió de su estado reaccionando un poco más exagerado de lo que ameritaba el rugido de su estómago, acomodándose ipso facto al espaldar de su silla de un brinco. — … — De inmediato se dio cuenta del origen de ese sonido, y apenas contuvo una risotada llevándose la mano a la cara para no interrumpir la conversación, aunque fuera evidente. Recuperó la compostura por completo al momento de tratar de engañar a Onome.
—¿Por qué hiciste eso?—
— Mira, ponte en mi lugar… — Repuso enseguida — eres un tío que viene de muy lejos ¿Sí?, llevas días… semanas — Exageró — viajando a pie. Y solo vienes por un almuerzo. Eso es todo. Esa es tu motivación — Su lenguaje corporal connotaba que su frustración solo iba en aumento — Hombre, tendría que sentirse halagada de tener un cliente como yo… además, si de pronto decide que va a cambiar la fecha del evento, vergüenza tendría que darle conmigo ¡Qué solo es una vez al año! — Fue interrumpido por un rugido de su estómago, pero no fue suficiente para interrumpir su drama e hizo como si no lo hubiera escuchado.
— Supongo que no lo es, porque es un desafío y está hecho para pasarla mal.— Kouji se encogió de hombros, inclinando la cabeza un poco. — A mí, pues, el calor me parece igual de cansino antes y después de comer. — Nuevamente pasó la mano por la frente intentando aplacar el sudor condensado en gotas sobre su piel. — La verdad es que no siento la diferencia. — Afirmó sin ápice de pretensión, aunque él vagamente razonaba que la facultad casi sobrehumana que lo hacía inmune a la capsaicina, radicaría en su atrofiado sentido del gusto.
Irónico que este lastre que cargaba de nacimiento lo hubiera convertido, sin querer, en el campeón de aquel concurso, al que acudía simple y únicamente para tratar de sentir el placer carnal de degustar el alimento. La experiencia que conseguía recrear dentro de las paredes de aquel establecimiento era la misma que la del ciego cuando recupera la vista, aunque solo fuera por minutos.
El extranjero, con los sentidos secuestrados por la comida de la chica, salió de su estado reaccionando un poco más exagerado de lo que ameritaba el rugido de su estómago, acomodándose ipso facto al espaldar de su silla de un brinco. — … — De inmediato se dio cuenta del origen de ese sonido, y apenas contuvo una risotada llevándose la mano a la cara para no interrumpir la conversación, aunque fuera evidente. Recuperó la compostura por completo al momento de tratar de engañar a Onome.
—¿Por qué hiciste eso?—
— Mira, ponte en mi lugar… — Repuso enseguida — eres un tío que viene de muy lejos ¿Sí?, llevas días… semanas — Exageró — viajando a pie. Y solo vienes por un almuerzo. Eso es todo. Esa es tu motivación — Su lenguaje corporal connotaba que su frustración solo iba en aumento — Hombre, tendría que sentirse halagada de tener un cliente como yo… además, si de pronto decide que va a cambiar la fecha del evento, vergüenza tendría que darle conmigo ¡Qué solo es una vez al año! — Fue interrumpido por un rugido de su estómago, pero no fue suficiente para interrumpir su drama e hizo como si no lo hubiera escuchado.
— Hablo « Pienso »
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