15/09/2019, 00:19
El sueño que tenía era curioso: estaba en una ciudad con edificios altos y grises, de amplias y transparentes ventanas. Las calles estaban vacías, excepto por él. El resto de los habitantes parecían estar dentro de sus casas, como encerrados. Lo extraño era que dentro de cada estructura se desarrollaba una lluvia feroz, que amenazaba con ahogar, eventualmente, a las personas que allí residían. Y él estaba a punto de ingresar a su propia casa, cuando una voz lo alejo de las tierras del sueño.
—Kazuma-kun, despierta —ordenó. De paso, comprobó si podía escuchar sus propias palabras.
—¿Qué sucede, Juro-sensei? —pregunto aun adormilado, con una voz que sonaba lejana, bajísima.
—Kazuma-kun, despierta —ordenó. De paso, comprobó si podía escuchar sus propias palabras.
—¿Qué sucede, Juro-sensei? —pregunto aun adormilado, con una voz que sonaba lejana, bajísima.