23/09/2019, 22:48
Cuando Mei reparó en que Kokona estuviese involucrada, ella calló por unos momentos agachando la mirada. Sin embargo, tras unos segundos de silencio levantó la mirada con su afable sonrisa.
—Oh, es verdad. Creo que no te he mencionado mi apellido, ¿verdad'— Se llevó la mano al pecho. —Mi nombre completo es Hakaze Kokona, soy la representante legal de la Fundación Hakaze. Mi hermano es Hakaze Konda, dueño de la fundación.— Dijo con mucho orgullo. —La fundación opera con distintos orfanatos a o largo de muchos países de Ōnindo para proteger a niños desamparados. Para sostenernos, solemos invertir en propiedades culturales y artísticas. Los fondos de piezas de arte y demás solemos venderlas para sufragar los gastos además de las donaciones de los contribuyentes. Por suerte, las piezas que se donaron en la subasta estaban aseguradas y se logró obtener una remuneración económica a cambio de el cuadro de las Montañas Dragón que fue robado, pero el resto de nuestros patrocinadores decidieron retirar sus piezas de nuestro programa, así que últimamente hemos tenido que movernos e invertir en otro tipo de negocios para mantener nuestras operaciones a flote— Observó por la ventana. —Normalmente yo me encargo de todos los trámites y demás asuntos burocráticos, mi hermano sólo da la cara al público en ocasiones realmente especiales y excepcionales. Se ha forjado su fama como hombre de negocios sigiloso.
La mujer suavizó su expresión con gesto un poco triste cuando Mei preguntó por un futuro evento.
»A nivel corporativo es difícil trabajar con las personas. Muchos suelen ser cerrados a las opciones, aunque nuestra fundación al ser de beneficencia somos todo lo contrario y tenemos una responsabilidad muy grande al tener el destino de muchas criaturitas desamparadas. Creo que, cuando eres bendecido en esta vida, te corresponde ser agradecido y devolver una parte de esa felicidad al destino. Y la mejor manera de hacerlo, es ayudar a quienes no tienen las mismas oportunidades que tú.
—Oh, es verdad. Creo que no te he mencionado mi apellido, ¿verdad'— Se llevó la mano al pecho. —Mi nombre completo es Hakaze Kokona, soy la representante legal de la Fundación Hakaze. Mi hermano es Hakaze Konda, dueño de la fundación.— Dijo con mucho orgullo. —La fundación opera con distintos orfanatos a o largo de muchos países de Ōnindo para proteger a niños desamparados. Para sostenernos, solemos invertir en propiedades culturales y artísticas. Los fondos de piezas de arte y demás solemos venderlas para sufragar los gastos además de las donaciones de los contribuyentes. Por suerte, las piezas que se donaron en la subasta estaban aseguradas y se logró obtener una remuneración económica a cambio de el cuadro de las Montañas Dragón que fue robado, pero el resto de nuestros patrocinadores decidieron retirar sus piezas de nuestro programa, así que últimamente hemos tenido que movernos e invertir en otro tipo de negocios para mantener nuestras operaciones a flote— Observó por la ventana. —Normalmente yo me encargo de todos los trámites y demás asuntos burocráticos, mi hermano sólo da la cara al público en ocasiones realmente especiales y excepcionales. Se ha forjado su fama como hombre de negocios sigiloso.
La mujer suavizó su expresión con gesto un poco triste cuando Mei preguntó por un futuro evento.
»A nivel corporativo es difícil trabajar con las personas. Muchos suelen ser cerrados a las opciones, aunque nuestra fundación al ser de beneficencia somos todo lo contrario y tenemos una responsabilidad muy grande al tener el destino de muchas criaturitas desamparadas. Creo que, cuando eres bendecido en esta vida, te corresponde ser agradecido y devolver una parte de esa felicidad al destino. Y la mejor manera de hacerlo, es ayudar a quienes no tienen las mismas oportunidades que tú.