26/11/2015, 14:26
Noemi fue bastante clara con su respuesta, por lo que invito a la peliblanca a abandonar el lugar. Sin embargo, Mitsuki, no podía dejar a aquel tipo allí abandonado a su suerte, su consciencia no se lo permitiría.
—No sé... me preocupa que le pueda pasar algo— respondió la Hyuga que se había acercado a comprobar que respiraba, por lo que se había arrodillado junto al cuerpo del hombre por suerte pudo apreciar como el pecho se hinchaba y deshinchaba con normalidad. Al menos no estaba muerto, fue lo primero que se paso por su cabeza e incluso empezó a pensar que quizás tenía razón la rubia y lo mejor sería dejarlo allí. Justo cuando estaba casi decidida a abandonarlo, el hombre abrió de par en par aquellos pequeños ojos que tras las lentes parecían los de un dinosaurio.
La mirada del hombre se encontró con el rostro de la kunoichi de kusabi, que le observaba preocupado. De repente se puso colorado y la sangre aumento, por lo que volvió a perder el conocimiento —A vuelto a quedar inconsciente...— no sabía muy bien lo que hacer, si lo dejaba allí podría morir o quizás tan sólo estaba exagerando. La duda cada vez se hacía más y más difícil de solventar. Su maestra le había inculcado que debía de ayudar a todo el que lo necesitase y aquel tipo parecía requerir de ella
—Creo que...— justo cuando estaba apunto de sugerir que debían de llevarlo a un hospital el tipo se levantó de un salto, como si nada le hubiera pasado, aquello dejó perpleja a la peliblanca que le miraba incrédula
—Disculpen mi descortesía señoritas— el tipo se planchó la ropa con un par de golpes y con una mirada rezumante de seguridad se dispuso a presentarse —Permitidme que me presente antes de reclamar vuestros seguro bellos nombres, soy Ishimatsu Oda para servirlas— aquel tipo había pasado de la inconsciencia a estar allí plantado como si nada —¿Podría conocer vuestros nombres, oh bellas kunoichis?—
Mitsuki permaneció en silencio, aún seguía mirando a aquel tipo sorprendida por su repentina recuperación
—No sé... me preocupa que le pueda pasar algo— respondió la Hyuga que se había acercado a comprobar que respiraba, por lo que se había arrodillado junto al cuerpo del hombre por suerte pudo apreciar como el pecho se hinchaba y deshinchaba con normalidad. Al menos no estaba muerto, fue lo primero que se paso por su cabeza e incluso empezó a pensar que quizás tenía razón la rubia y lo mejor sería dejarlo allí. Justo cuando estaba casi decidida a abandonarlo, el hombre abrió de par en par aquellos pequeños ojos que tras las lentes parecían los de un dinosaurio.
La mirada del hombre se encontró con el rostro de la kunoichi de kusabi, que le observaba preocupado. De repente se puso colorado y la sangre aumento, por lo que volvió a perder el conocimiento —A vuelto a quedar inconsciente...— no sabía muy bien lo que hacer, si lo dejaba allí podría morir o quizás tan sólo estaba exagerando. La duda cada vez se hacía más y más difícil de solventar. Su maestra le había inculcado que debía de ayudar a todo el que lo necesitase y aquel tipo parecía requerir de ella
—Creo que...— justo cuando estaba apunto de sugerir que debían de llevarlo a un hospital el tipo se levantó de un salto, como si nada le hubiera pasado, aquello dejó perpleja a la peliblanca que le miraba incrédula
—Disculpen mi descortesía señoritas— el tipo se planchó la ropa con un par de golpes y con una mirada rezumante de seguridad se dispuso a presentarse —Permitidme que me presente antes de reclamar vuestros seguro bellos nombres, soy Ishimatsu Oda para servirlas— aquel tipo había pasado de la inconsciencia a estar allí plantado como si nada —¿Podría conocer vuestros nombres, oh bellas kunoichis?—
Mitsuki permaneció en silencio, aún seguía mirando a aquel tipo sorprendida por su repentina recuperación