25/09/2019, 16:45
Fue un empujón fuerte, uno que le hizo dar un traspiés. Y Ranko no podía esperar a regresárselo.
Había una conmoción en la planta baja. Con tan sólo dar una ojeada se dieron cuenta de que no sería algo sencillo. En caso de enfrentamiento, de cualquier tipo, habría heridos. Ranko no tenía la suficiente precisión, en cuestión de técnicas, como para darle a cuatro objetivos e ignorar a todos los demás. Necesitaba espacio para su Taijutsu, y suelo para su Doton.
”¡Ay, Ranko, eres la peor ninja! ¿Cómo se te ocurre tener habilidades tan situacionales?”
Uno de los terroristas se les acercó y les gritó a la vez que tiraba a Ayame del cabello para lanzarla al suelo. Algo ardió en el estómago de Ranko. No podía dejar que eso pasara. ¡Alguien tan amable como Ayame no debería de ser tratada así! ¡Alguien debería de regresarle el favor a ese rufián! Ranko lo marcó mentalmente como objetivo, en lugar de la mujer del pasamontañas. ¿Debía seguir con el plan de fingir no ser kunoichi? La chica de la luna no se puso de pie, así que la de la trenza supuso que sí.
Ranko mantuvo la calma, se arrodilló al lado de Ayame y estuvo a punto de preguntarle si estaba bien. Sin embargo, la Amejin habló de nuevo, en un susurro, y no sonaba estar en mal estado. Al parecer, tenía un jutsu que podía atraerlos, pero no removía el riesgo de explosión.
”¿Atraerlos? ¿Se refiere a hacerlos venir? ¿O a físicamente ponerlos juntos, como un imán?” Ranko dio un vistazo al hombre que estaba por la puerta. Asimismo, intentó fijarse en todas las ventanas del lugar. ”Podría sacarlo con un Hitoshin, creo. Tal vez una explosión exterior haga menos daño que una interior. Pero ¿y la gente de afuera? ¿Y si el estallido hace que toda la posada caiga? Podría intentar protegerlos con un Doton, pero no creo poder hacerlo tan fuerte como para resistir más que unos tres sellos… ¿por qué tenía que traer tantos pegados al cuerpo?”
—Tampoco puedo desactivarlos —Ranko hablaría tan quedo como pudiera, procurando que Ayame le entendiera —. Pero si lo noqueo sin tocarlos, tendremos un poco más de tiempo para alejar la explosión. Puedo hacer eso también. Creo.
Tanto uno como otro movimiento eran arriesgados. Ranko era fuerte, sí, ¿pero lo suficiente para dejar inconsciente a alguien rápidamente? No estaba segura. ¿Y después? ¿Intentaría alejar los sellos de la tierra saltando al aire con un Hitoshin? No era mala idea, ya había cargado con un cuerpo con tal técnica, aunque fuese sin querer. Pero en ese entonces había sido Yota, y no un hombre adulto. ¡Y pobre hombre si le estallan todos los sellos! Además ¿Había dicho el tabernero que habían atrancado la puerta? No podía recordarlo bien...
”Debo usar mi técnica más fuerte. Piernecitas, no me fallen…”
Había una conmoción en la planta baja. Con tan sólo dar una ojeada se dieron cuenta de que no sería algo sencillo. En caso de enfrentamiento, de cualquier tipo, habría heridos. Ranko no tenía la suficiente precisión, en cuestión de técnicas, como para darle a cuatro objetivos e ignorar a todos los demás. Necesitaba espacio para su Taijutsu, y suelo para su Doton.
”¡Ay, Ranko, eres la peor ninja! ¿Cómo se te ocurre tener habilidades tan situacionales?”
Uno de los terroristas se les acercó y les gritó a la vez que tiraba a Ayame del cabello para lanzarla al suelo. Algo ardió en el estómago de Ranko. No podía dejar que eso pasara. ¡Alguien tan amable como Ayame no debería de ser tratada así! ¡Alguien debería de regresarle el favor a ese rufián! Ranko lo marcó mentalmente como objetivo, en lugar de la mujer del pasamontañas. ¿Debía seguir con el plan de fingir no ser kunoichi? La chica de la luna no se puso de pie, así que la de la trenza supuso que sí.
Ranko mantuvo la calma, se arrodilló al lado de Ayame y estuvo a punto de preguntarle si estaba bien. Sin embargo, la Amejin habló de nuevo, en un susurro, y no sonaba estar en mal estado. Al parecer, tenía un jutsu que podía atraerlos, pero no removía el riesgo de explosión.
”¿Atraerlos? ¿Se refiere a hacerlos venir? ¿O a físicamente ponerlos juntos, como un imán?” Ranko dio un vistazo al hombre que estaba por la puerta. Asimismo, intentó fijarse en todas las ventanas del lugar. ”Podría sacarlo con un Hitoshin, creo. Tal vez una explosión exterior haga menos daño que una interior. Pero ¿y la gente de afuera? ¿Y si el estallido hace que toda la posada caiga? Podría intentar protegerlos con un Doton, pero no creo poder hacerlo tan fuerte como para resistir más que unos tres sellos… ¿por qué tenía que traer tantos pegados al cuerpo?”
—Tampoco puedo desactivarlos —Ranko hablaría tan quedo como pudiera, procurando que Ayame le entendiera —. Pero si lo noqueo sin tocarlos, tendremos un poco más de tiempo para alejar la explosión. Puedo hacer eso también. Creo.
Tanto uno como otro movimiento eran arriesgados. Ranko era fuerte, sí, ¿pero lo suficiente para dejar inconsciente a alguien rápidamente? No estaba segura. ¿Y después? ¿Intentaría alejar los sellos de la tierra saltando al aire con un Hitoshin? No era mala idea, ya había cargado con un cuerpo con tal técnica, aunque fuese sin querer. Pero en ese entonces había sido Yota, y no un hombre adulto. ¡Y pobre hombre si le estallan todos los sellos! Además ¿Había dicho el tabernero que habían atrancado la puerta? No podía recordarlo bien...
”Debo usar mi técnica más fuerte. Piernecitas, no me fallen…”
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)