30/09/2019, 16:09
Ambas lograron atravesar el vagón donde comenzó la misión y llegaron al primer vagón sin ningún contratiempo más allá que el poco equilibrio que podían tener debido a la velocidad con la que se movía el tren.
«Un poco más...»
Sin embargo, aferrada a uno de los asientos le sorprendió el conductor abriendo de pronto la puerta. Su cara, surcada de lágrimas, lo acompañó hasta que logró acercarse a ellas.
—¡POR FAVOR, AYUDA! —gritó aferrándose a sus ropas, y ella le puso ambas manos en los hombros.
—¿Qué pasa? —preguntó a la par que Ayame cuestionaba lo mismo.
—N... ¡No lo sé! ¡El ferrocarril ha perdido el control! ¡No deja de acelerar y los frenos no funcionan! ¡Si seguimos así...! ¡Si seguimos así...! —paró, y a Eri volvió a recorrerle un escalofrío infernal. Si seguían así... Conseguirían acabar con sus vidas sin lograr detener el tren.
»¡NOS ESTRELLAREMOS CONTRA USHI!
«No...» Ya no solo eran las tres vidas que llevaba el tren, sino toda una población. A Eri se le encogió el corazón a la par que sentía como sus piernas daban un temblor sin su consentimiento: ya no era su vida la que estaba en juego, eran las de toda esa gente que estaban haciendo sus tareas tranquilamente sin saber qué les venía encima.
Retiró al conductor e imitó a Ayame para mirar por la ventana, iban a demasiada velocidad, si seguían así...
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Ayame, y ella se giró para ver al conductor.
—C... C... Cinco minutos... a lo sumo...
«No... No... Piensa, Eri, piensa... ¿Qué podemos hacer?» La chica comenzaba a desesperarse, no sabía qué hacer mientras intentaba en vano mirar por la ventana, solo recibiendo su reflejo y un sinfín de árboles pasar a toda velocidad delante de sus ojos.
«Puede que...»
—Tengo una técnica —dijo, levantando la voz—. Puede que destroce las vías del tren, pero haría quizá descarrilar el tren y no llegaría a Ushi, pero tendríamos que ser rápidos —explicó rápidamente—. La técnica es Doton: Retsudo Tenshō, haría que la tierra delante del ferrocarril se destrozase, quizá con un sunshin me aleje lo suficientemente rápido para resquebrajar las vías lejos... —comentó, no muy segura.
«Un poco más...»
Sin embargo, aferrada a uno de los asientos le sorprendió el conductor abriendo de pronto la puerta. Su cara, surcada de lágrimas, lo acompañó hasta que logró acercarse a ellas.
—¡POR FAVOR, AYUDA! —gritó aferrándose a sus ropas, y ella le puso ambas manos en los hombros.
—¿Qué pasa? —preguntó a la par que Ayame cuestionaba lo mismo.
—N... ¡No lo sé! ¡El ferrocarril ha perdido el control! ¡No deja de acelerar y los frenos no funcionan! ¡Si seguimos así...! ¡Si seguimos así...! —paró, y a Eri volvió a recorrerle un escalofrío infernal. Si seguían así... Conseguirían acabar con sus vidas sin lograr detener el tren.
»¡NOS ESTRELLAREMOS CONTRA USHI!
«No...» Ya no solo eran las tres vidas que llevaba el tren, sino toda una población. A Eri se le encogió el corazón a la par que sentía como sus piernas daban un temblor sin su consentimiento: ya no era su vida la que estaba en juego, eran las de toda esa gente que estaban haciendo sus tareas tranquilamente sin saber qué les venía encima.
Retiró al conductor e imitó a Ayame para mirar por la ventana, iban a demasiada velocidad, si seguían así...
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Ayame, y ella se giró para ver al conductor.
—C... C... Cinco minutos... a lo sumo...
«No... No... Piensa, Eri, piensa... ¿Qué podemos hacer?» La chica comenzaba a desesperarse, no sabía qué hacer mientras intentaba en vano mirar por la ventana, solo recibiendo su reflejo y un sinfín de árboles pasar a toda velocidad delante de sus ojos.
«Puede que...»
—Tengo una técnica —dijo, levantando la voz—. Puede que destroce las vías del tren, pero haría quizá descarrilar el tren y no llegaría a Ushi, pero tendríamos que ser rápidos —explicó rápidamente—. La técnica es Doton: Retsudo Tenshō, haría que la tierra delante del ferrocarril se destrozase, quizá con un sunshin me aleje lo suficientemente rápido para resquebrajar las vías lejos... —comentó, no muy segura.