2/10/2019, 03:43
La reacción natural de desviar la mirada, impulsada por su instinto más primitivo de supervivencia, le permitió ver al encargado acercándose a la mesa con su pedido, y mirarlo fijamente mientras llegaba le brindó una sensación de alivio tan efímera como ilusoria.
— … — Con la respuesta de Mei, su semblante se tornó menos afable. — Todo se ve bien por aquí, parece… — Le devolvió a la Aburame el derecho de respirar su propio aire poniéndose de pie, con la espalda erguida. — Como sea, tengo que prepararme para la siguiente ronda. Esto está ganado. — Lanzó una mirada de reojo al peliazul, cuya atención solo se centraba en mesero poniendo delante de él un gran plato lleno de fideos y al lado, un pequeño recipiente cóncavo que contenía una espesa pasta de color verdoso. También puso un par de bebidas frías, té helado, una cerca de cada comensal.
Cuando la andrógina mujer giró su cuerpo alejándose de la mesa, Kouji, masticando su primer bocado, sintió la urgencia de mirar la expresión de su acompañante tras todo aquello.
Solo un par de pasos más adelante, ella se dio la vuelta y dijo: — ¡Deséame suerte! ~ — Y le guiñó el ojo a Mei por segunda vez ese día, luego marchándose definitivamente.
« Tío… ¿Qué es esto? » Agachó la cabeza y simplemente siguió comiendo.
Habiendo perdido el interés, se dispuso a ingerir su platillo en silencio, adicionando ingentes cantidades de condimento, repulsivas para una persona normal.
—. Sí me disculpan, debo regresar a hogar—
Solo después de escucharla se percató de que el plato estaba vacío, y por la forma en la que se levantó, Kouji percibió su urgencia de irse. — Adios, buen viaje Mei. — Levantó la mano en señal de despedida y aprovechó para dar un largo sorbo de té helado. No supo muy bien que más decir.
— … — Con la respuesta de Mei, su semblante se tornó menos afable. — Todo se ve bien por aquí, parece… — Le devolvió a la Aburame el derecho de respirar su propio aire poniéndose de pie, con la espalda erguida. — Como sea, tengo que prepararme para la siguiente ronda. Esto está ganado. — Lanzó una mirada de reojo al peliazul, cuya atención solo se centraba en mesero poniendo delante de él un gran plato lleno de fideos y al lado, un pequeño recipiente cóncavo que contenía una espesa pasta de color verdoso. También puso un par de bebidas frías, té helado, una cerca de cada comensal.
Cuando la andrógina mujer giró su cuerpo alejándose de la mesa, Kouji, masticando su primer bocado, sintió la urgencia de mirar la expresión de su acompañante tras todo aquello.
Solo un par de pasos más adelante, ella se dio la vuelta y dijo: — ¡Deséame suerte! ~ — Y le guiñó el ojo a Mei por segunda vez ese día, luego marchándose definitivamente.
« Tío… ¿Qué es esto? » Agachó la cabeza y simplemente siguió comiendo.
Habiendo perdido el interés, se dispuso a ingerir su platillo en silencio, adicionando ingentes cantidades de condimento, repulsivas para una persona normal.
—. Sí me disculpan, debo regresar a hogar—
Solo después de escucharla se percató de que el plato estaba vacío, y por la forma en la que se levantó, Kouji percibió su urgencia de irse. — Adios, buen viaje Mei. — Levantó la mano en señal de despedida y aprovechó para dar un largo sorbo de té helado. No supo muy bien que más decir.
— Hablo « Pienso »
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