5/10/2019, 13:30
Reiji estaba totalmente metido en el papel, y Katsudon, divertido, parecía seguir el juego. Así, jugó con Reiji a piedra, papel y tijera. Quizás fuera una responsabilidad. Yuuna, que oída los gritos desde allá arriba, resopló y se apoyó en la barandilla. «¿Qué forma es esa de tomar decisiones? Madre mía...»
Pero Reiji salió corriendo y se dirigió a la cabina. Rumbo a la izquierda. Katsudon rio y bajó las escaleras, rodeando la cubierta y viendo desde la proa la diminuta mancha que era la costa. A donde se encontraría el mejor botín. Supuestamente.
—¡Yoho Yoho el peor pirata soy!
¡No se saquear, tampoco robar, ni el barco se frenar!
¡Yoho Yoho el peor pirata soy!
—Vaya, parece que lo llevas perfectamente, muchacho —rio Katsudon.
Reiji manejaba el timón con destreza. No tendrían muchos problemas en llegar a tierra firme. Ahora bien. ¿Y cuando llegasen, qué?
La brújula ahora señalaba que el norte estaba a la derecha.
Pero Reiji salió corriendo y se dirigió a la cabina. Rumbo a la izquierda. Katsudon rio y bajó las escaleras, rodeando la cubierta y viendo desde la proa la diminuta mancha que era la costa. A donde se encontraría el mejor botín. Supuestamente.
—¡Yoho Yoho el peor pirata soy!
¡No se saquear, tampoco robar, ni el barco se frenar!
¡Yoho Yoho el peor pirata soy!
—Vaya, parece que lo llevas perfectamente, muchacho —rio Katsudon.
Reiji manejaba el timón con destreza. No tendrían muchos problemas en llegar a tierra firme. Ahora bien. ¿Y cuando llegasen, qué?
La brújula ahora señalaba que el norte estaba a la derecha.