1/12/2015, 23:32
La Hyuga pudo notar que tras sus palabras la joven kunoichi se sobresaltó, fue tan sólo un breve instante sintió como la analizaba con la mirada para evaluar si, ella, se trataba de una amenaza. Mitsuki casi sintió la necesidad de disculparse, sin embargo recordó las palabras de Noemi
- Ya ya ya, no más reverencias... ¿Te criaron como princesa o qué...? -
La peliblanca recordó que en ciertos registros podía ser incómodo tanta formalidad, no tanto par ella si no para el interlocutor. Así que decidió seguir contemplando el lugar, sin apartar la mirada de las imponentes estatuas, casi fingiendo que no se había percatado o que no le había dado demasiada importancia al sobresalto de la chica de cabello ondulado. No tardó mucho en reponerse, estaba más que claro que la de Kusabi no era una amenza.
—Más que precioso... Imponente —
Mitsuki cerro los ojos con suavidad, mientras amegakuriense respondía. La suave voz de aquella joven denotaba un poco de inquietud, quizás fuese culpa de la presencia de la de uzu aunque no le dio esa impresión. Ella mejor que nadie sabía que había ciertos lugares que conectaban de diferentes formas con cada persona y tal vez, solo tal vez, aquel lugar tan mítico había conectado de una manera especial con aquella frágil kunoichi... al menos en apariencia.
—Imponente...— musito para sí misma mientras dejaba que el húmedo aire de aquel lugar acariciase su rostro y cabellos —Sin duda una buena forma de describir este lugar, bello e imponente...— un repentino cambio de dirección del viento hizo que sus cabello se abalanzasen sobre su rostro, por lo que tuvo que imponer su mano derecha entre ellos y su cara para poder dedicar una mirada tranquila a la chica que la acompañaba —Disculpa si te he molestado, he sido un poco egoísta al no respetar tu soledad...— la joven sonrió cálidamente, como tantas veces le había sonreído su maestra
- Ya ya ya, no más reverencias... ¿Te criaron como princesa o qué...? -
La peliblanca recordó que en ciertos registros podía ser incómodo tanta formalidad, no tanto par ella si no para el interlocutor. Así que decidió seguir contemplando el lugar, sin apartar la mirada de las imponentes estatuas, casi fingiendo que no se había percatado o que no le había dado demasiada importancia al sobresalto de la chica de cabello ondulado. No tardó mucho en reponerse, estaba más que claro que la de Kusabi no era una amenza.
—Más que precioso... Imponente —
Mitsuki cerro los ojos con suavidad, mientras amegakuriense respondía. La suave voz de aquella joven denotaba un poco de inquietud, quizás fuese culpa de la presencia de la de uzu aunque no le dio esa impresión. Ella mejor que nadie sabía que había ciertos lugares que conectaban de diferentes formas con cada persona y tal vez, solo tal vez, aquel lugar tan mítico había conectado de una manera especial con aquella frágil kunoichi... al menos en apariencia.
—Imponente...— musito para sí misma mientras dejaba que el húmedo aire de aquel lugar acariciase su rostro y cabellos —Sin duda una buena forma de describir este lugar, bello e imponente...— un repentino cambio de dirección del viento hizo que sus cabello se abalanzasen sobre su rostro, por lo que tuvo que imponer su mano derecha entre ellos y su cara para poder dedicar una mirada tranquila a la chica que la acompañaba —Disculpa si te he molestado, he sido un poco egoísta al no respetar tu soledad...— la joven sonrió cálidamente, como tantas veces le había sonreído su maestra