Perro viejo...

[Tsukiyama Daigo]

Oh, sí, el viaje a Tanzaku. Daigo prefería no hablar mucho de él, pues podía asegurar sin duda alguna que fue un completo desastre.

No pudo ver el combate de boxeo que buscaba, se metió en una pelea, fue apuñalado, y acabó matando a un hombre de un puñetazo.

Todavía estaba tan arrepentido...

Claro, como es lógico enseguida aparecieron los guardias. No parecían muy motivados en buscar al culpable al principio, pero el peliverde tuvo demasiado miedo de saber lo que pasaría luego y salió de escena de inmediato.

—Pues conseguí convencer a un señor de que me ayudara. Fue fácil luego de enseñarle mi Hitai-ate —explicó, tocándose la bandana que llevaba en el brazo.

El Hitai-ate no solo representaba una responsabilidad para el joven Daigo, también era un orgullo y una gran ayuda si su carisma no era suficiente para convencer a un civil.

»Dormí en su casa y a la mañana siguiente me puse en marcha para regresar aquí.

Y hasta entonces no había regresado a Tane-Shigai. No vaya a ser que lo estuvieran buscando.