9/10/2019, 21:03
(Última modificación: 9/10/2019, 21:18 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
—¿¡Aaaahh!? ¿Crees que no me merezco algo de respiro después de morir tratando de acabar con él, eh? —No. Se estaba equivocando. Eso no era lo que pasaba por mi cabeza.—. Que resucitemos no significa que el proceso sea agradable. Además,no he dicho que no vaya a hacer nada. Pero mi mejor amigo acaba de morir, y me gustaría guardar el duelo un tiempo hasta volver a encontrar al compañero adecuado.
—No he dicho que no merezcas descansar, he dicho que no puedes pedirle a alguien que luche si tu mismo no estas dispuesto a hacerlo. Pero no lo he dicho para ofenderte, es solo que, si yo me viera en tu situación, me negaría a descansar hasta que la sangre del asesino de mi amigo manchara mi espada.
Oonido no seria lo suficientemente grande para esconderse, si alguien se atrevía a ponerle la mano encima a mi familia, a sakura o a mi único amigo, Datsue. Aunque este último sabía defenderse bien el solito. Pero si por algún casual, alguien lo llegará a matar, sentiría el acero de los Sasaki en su gaznate.
—Creía que los bijuu érais muy... poderosos. ¿No podrías hacerle frente tú sólo... y con tus hermanos?
—Oh, somos poderosos, por supuesto —Eso se podía notar solo con lo imponente de su tamaño.—. Kurama el que más. Aunque me moleste admitirlo. Es lo que le dio esa maldita soberbia.
»No obstante, lo que muchos de mis hermanos se niegan a reconocer, y lo que sabe hasta el propio Kurama, es que nuestras habilidades son más bien limitadas. Poderosos, sí. Destructivos, desde luego. Limitados, no obstante.
—¿Cómo puede algo tan... alguien tan grande considerarse "limitado"?
¿Y eso lo preguntaba el que podía hacerse gigante? La respuesta era fácil. Algo tan grande era muy difícil de esconder. Esa la sabia hasta yo, Reiji, el capitan menos listo de los ciento cuarenta y cuatro mares de Oonido.
—Tú deberías entenderme mejor que ninguno de los tres. ¿Acaso no encuentras limitaciones cuando te haces tan grande? ¿Eres capaz de tener controlado a tu objetivo de la misma manera? Ahora imagínate que a por ti no viene un sólo ninja, sino cientos.
—Eres el blanco fácil
Una maldita diana de muchos metros de alto. Si.
—Y los ninjas sabéis moldear el chakra de mil formas distintas. Y tenéis técnicas de sellado que pueden reducirnos con relativa facilidad. Puede que acabemos con decenas de vosotros. Puede que destruyamos pueblos, ciudades, montañas. Pero tarde o temprano, nuestro destino será acabar en una vasija. Por eso Padre quería que colaborásemos bijuu y humanos. Mis hermanos son unos ilusos, pero es la única manera. Un humano es escurridizo, rápido y discreto. Una bestia gigante es ruidosa y torpe. —Pues yo era ruidoso y torpe, pero desde luego todavía no era una bestia gigante.—. Y puede pasar desapercibido entre otros humanos. Nosotros somos nueve, y vosotros, millones.
»Pero pequeño amigo espadachín. No lo dudes, si alguna vez mis hermanos necesitan ayuda, acudiré el primero de todos. Palabra de pulpo. Palabra de toro.
Esperaba que eso solo fuera cierto si ese hermano del que hablaba no era Kurama o uno se sus aliados, por que, siendo realistas, no todos los bijuus serían como Gyūky. No todos estarían en contra de Kurama.
»Me caes bien, pequeño amigo espadachín. Eres el único que me ha tratado como un igual
En el fondo, eramos todos iguales, incluso Kurama. Como un humano, tenia sentimiento. Odio, ira... Como un humano, cometia asesinatos, tenia delirios de poder. Como un humano, tenia una razón para hacer lo que hacía.
—, incluso me has cuestionado como a uno de los tuyos.¿Cual es tu nombre, pequeño amigo espadachín?
—Sasaki Reiji y quizás ahora no, pero cuando mi padre se jubile y yo herede la forja, mi nombre será conocido en todo Oonido. Seré un buen espadachín quizás, pero seguro que me convertiré en un herrero legendario.
Y aunque los samuráis fueran Cabezones y tozudos, dijera lo que dijera Katsudon, acabarían por admitir que mis espadas serán las mejores de todo Oonido.
Y hablando de samuráis... Habia una cosa que me revoloteaba por la cabeza como una mosca desde hacia un rato.
—¿Has dicho que necesitas encontrar al compañero adecuado? —Dije mirándolo a él, luego a Yuuna y luego a él de nuevo. —¿No sería ella perfecta? Es fuerte, seguramente será más que su padre, y encima, podrías honrar su memoria protegiéndola, es un dos por uno.
—No he dicho que no merezcas descansar, he dicho que no puedes pedirle a alguien que luche si tu mismo no estas dispuesto a hacerlo. Pero no lo he dicho para ofenderte, es solo que, si yo me viera en tu situación, me negaría a descansar hasta que la sangre del asesino de mi amigo manchara mi espada.
Oonido no seria lo suficientemente grande para esconderse, si alguien se atrevía a ponerle la mano encima a mi familia, a sakura o a mi único amigo, Datsue. Aunque este último sabía defenderse bien el solito. Pero si por algún casual, alguien lo llegará a matar, sentiría el acero de los Sasaki en su gaznate.
—Creía que los bijuu érais muy... poderosos. ¿No podrías hacerle frente tú sólo... y con tus hermanos?
—Oh, somos poderosos, por supuesto —Eso se podía notar solo con lo imponente de su tamaño.—. Kurama el que más. Aunque me moleste admitirlo. Es lo que le dio esa maldita soberbia.
»No obstante, lo que muchos de mis hermanos se niegan a reconocer, y lo que sabe hasta el propio Kurama, es que nuestras habilidades son más bien limitadas. Poderosos, sí. Destructivos, desde luego. Limitados, no obstante.
—¿Cómo puede algo tan... alguien tan grande considerarse "limitado"?
¿Y eso lo preguntaba el que podía hacerse gigante? La respuesta era fácil. Algo tan grande era muy difícil de esconder. Esa la sabia hasta yo, Reiji, el capitan menos listo de los ciento cuarenta y cuatro mares de Oonido.
—Tú deberías entenderme mejor que ninguno de los tres. ¿Acaso no encuentras limitaciones cuando te haces tan grande? ¿Eres capaz de tener controlado a tu objetivo de la misma manera? Ahora imagínate que a por ti no viene un sólo ninja, sino cientos.
—Eres el blanco fácil
Una maldita diana de muchos metros de alto. Si.
—Y los ninjas sabéis moldear el chakra de mil formas distintas. Y tenéis técnicas de sellado que pueden reducirnos con relativa facilidad. Puede que acabemos con decenas de vosotros. Puede que destruyamos pueblos, ciudades, montañas. Pero tarde o temprano, nuestro destino será acabar en una vasija. Por eso Padre quería que colaborásemos bijuu y humanos. Mis hermanos son unos ilusos, pero es la única manera. Un humano es escurridizo, rápido y discreto. Una bestia gigante es ruidosa y torpe. —Pues yo era ruidoso y torpe, pero desde luego todavía no era una bestia gigante.—. Y puede pasar desapercibido entre otros humanos. Nosotros somos nueve, y vosotros, millones.
»Pero pequeño amigo espadachín. No lo dudes, si alguna vez mis hermanos necesitan ayuda, acudiré el primero de todos. Palabra de pulpo. Palabra de toro.
Esperaba que eso solo fuera cierto si ese hermano del que hablaba no era Kurama o uno se sus aliados, por que, siendo realistas, no todos los bijuus serían como Gyūky. No todos estarían en contra de Kurama.
»Me caes bien, pequeño amigo espadachín. Eres el único que me ha tratado como un igual
En el fondo, eramos todos iguales, incluso Kurama. Como un humano, tenia sentimiento. Odio, ira... Como un humano, cometia asesinatos, tenia delirios de poder. Como un humano, tenia una razón para hacer lo que hacía.
—, incluso me has cuestionado como a uno de los tuyos.¿Cual es tu nombre, pequeño amigo espadachín?
—Sasaki Reiji y quizás ahora no, pero cuando mi padre se jubile y yo herede la forja, mi nombre será conocido en todo Oonido. Seré un buen espadachín quizás, pero seguro que me convertiré en un herrero legendario.
Y aunque los samuráis fueran Cabezones y tozudos, dijera lo que dijera Katsudon, acabarían por admitir que mis espadas serán las mejores de todo Oonido.
Y hablando de samuráis... Habia una cosa que me revoloteaba por la cabeza como una mosca desde hacia un rato.
—¿Has dicho que necesitas encontrar al compañero adecuado? —Dije mirándolo a él, luego a Yuuna y luego a él de nuevo. —¿No sería ella perfecta? Es fuerte, seguramente será más que su padre, y encima, podrías honrar su memoria protegiéndola, es un dos por uno.