14/10/2019, 15:33
Por supuesto, Kincho lo negó que se conocían. Negó que aquella no fuera, negó que hacía varios años tuvieron que escapar juntos de un grupo de civiles enfurecidos y también negó el encuentro que tuvieron un año después.
Pero Daigo no dudaba, o de eso se autoconvencía el peliverde.
Tenía que ser él, ¿verdad? La gente podía tener voces similares, pero esta era igual a la que recordaba. Tenía que ser la suya.
Kincho se presentó con un apretón de manos descomunalmente fuerte.
«¿Es esto una amenaza?» pensó. «Maldito...»
No escondió su sorpresa, pero seguía manteniendo la calma.
—Qué fuerza —admitió—. Yo soy Tsukiyama Daigo, es un placer.
—¿Y qué le trae por aquí, Kincho-san?
Pero Daigo no dudaba, o de eso se autoconvencía el peliverde.
Tenía que ser él, ¿verdad? La gente podía tener voces similares, pero esta era igual a la que recordaba. Tenía que ser la suya.
Kincho se presentó con un apretón de manos descomunalmente fuerte.
«¿Es esto una amenaza?» pensó. «Maldito...»
No escondió su sorpresa, pero seguía manteniendo la calma.
—Qué fuerza —admitió—. Yo soy Tsukiyama Daigo, es un placer.
—¿Y qué le trae por aquí, Kincho-san?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.