17/10/2019, 17:43
(Última modificación: 2/02/2020, 16:01 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Kobayashi Koe asintió ante la pregunta de Kisame, dubitativa al principio, pero segura después. Parecía que por un momento había sopesado a ojo a los dos genin, como queriendo evaluar si era buena idea dejarles solos y a su aire por la casa; parecía entendible, después de todas las penurias que había pasado —y estaba pasando— últimamente la señora empresaria.
—Bueno, bueno... Lo que haga falta para que me ayuden a levantar este embrujo —acabó por decir, accediendo—. ¿Y cómo es eso que no vais a poder? ¡Pues claro! Si hace falta hago que os preparen dos cuartos y os quedáis aquí a pasar la noche. ¿Que no? Ya veréis.
Sin darles ocasión a rechazar la invitación forzosa, la señora Kobayashi dio dos palmadas al aire y casi ipso facto, un tipo fornido y uniformado apareció tras el umbral de la puerta. Iba vestido con un traje de pulcro color blanco nácar, llevaba guantes del mismo color en las manos y el pelo negro peinado hacia atrás con gomina. Realizó una ensayada reverencia.
—¿Llamaba, Kobayashi-sama? —su voz era grave y diligente.
—Prepara dos habitaciones para los ninjas, que se quedan aquí a pasar la noche.
El hombre asintió y, tras otra reverencia, se dio media vuelta y desapareció. La señora Kobayashi, sonriente, le devolvió una mirada de suficiencia a los dos genin.
—Bueno, bueno... Lo que haga falta para que me ayuden a levantar este embrujo —acabó por decir, accediendo—. ¿Y cómo es eso que no vais a poder? ¡Pues claro! Si hace falta hago que os preparen dos cuartos y os quedáis aquí a pasar la noche. ¿Que no? Ya veréis.
Sin darles ocasión a rechazar la invitación forzosa, la señora Kobayashi dio dos palmadas al aire y casi ipso facto, un tipo fornido y uniformado apareció tras el umbral de la puerta. Iba vestido con un traje de pulcro color blanco nácar, llevaba guantes del mismo color en las manos y el pelo negro peinado hacia atrás con gomina. Realizó una ensayada reverencia.
—¿Llamaba, Kobayashi-sama? —su voz era grave y diligente.
—Prepara dos habitaciones para los ninjas, que se quedan aquí a pasar la noche.
El hombre asintió y, tras otra reverencia, se dio media vuelta y desapareció. La señora Kobayashi, sonriente, le devolvió una mirada de suficiencia a los dos genin.