25/10/2019, 15:56
(Última modificación: 25/10/2019, 17:37 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
—Como siempre, un honor recibir a representantes de los shinobi en nuestras tierras —Pues yo tenia entendido, que no eramos muy de su agrado.—. Siempre y cuando, claro, no vengan a causar mal alguno..
—En absoluto, puedo prometérselo, por el honor de Uzushiogakure ¿Tenemos su permiso para pasar?
—Por supuesto.
—Gracias.
Pese a lo que había dicho el guardia que nos dejaba pasar, el otro samurái no parecía estar muy de acuerdo en que recibirnos era un honor, lo cual cuadraba mas con la historia que yo conocía sobre ellos. Lo único que hice mientras nos miraba, fue dedicarle una sonrisa amable.
—La muerte de padre ha despertado una ponzoña que creí olvidada. Cuando me fui, ya empecé a notar los primeros síntomas. Kurama utilizó técnicas ninja.
—Es muy sencillo poner a todos en el mismo saco, incluso a la mejor persona del mundo le puede pasar alguna vez.
»No espero que entendáis el recelo de mi pueblo, pero sí que lo disculpéis.
—Estoy acostumbrado al rechazo, no te preocupes.
Estaba seguro de que, aunque lo había dicho sonriendo y con un tono mas o menos alegre, tanto Yuuna como Katsudon se darían cuenta de la tristeza y soledad que cargaban esas palabras.
Yo creía haber superado esas cosas, pero en el fondo de mi alma sabia que, igual que El peor pirata de Oonido" , aquello solo era una mentira que mi cerebro le contaba al corazón para mantenerlo calmado.
—En absoluto, puedo prometérselo, por el honor de Uzushiogakure ¿Tenemos su permiso para pasar?
—Por supuesto.
—Gracias.
Pese a lo que había dicho el guardia que nos dejaba pasar, el otro samurái no parecía estar muy de acuerdo en que recibirnos era un honor, lo cual cuadraba mas con la historia que yo conocía sobre ellos. Lo único que hice mientras nos miraba, fue dedicarle una sonrisa amable.
—La muerte de padre ha despertado una ponzoña que creí olvidada. Cuando me fui, ya empecé a notar los primeros síntomas. Kurama utilizó técnicas ninja.
—Es muy sencillo poner a todos en el mismo saco, incluso a la mejor persona del mundo le puede pasar alguna vez.
»No espero que entendáis el recelo de mi pueblo, pero sí que lo disculpéis.
—Estoy acostumbrado al rechazo, no te preocupes.
Estaba seguro de que, aunque lo había dicho sonriendo y con un tono mas o menos alegre, tanto Yuuna como Katsudon se darían cuenta de la tristeza y soledad que cargaban esas palabras.
Yo creía haber superado esas cosas, pero en el fondo de mi alma sabia que, igual que El peor pirata de Oonido" , aquello solo era una mentira que mi cerebro le contaba al corazón para mantenerlo calmado.