25/10/2019, 16:59
Aunque Yuuna apartó la mirada, Katsudon no estaba dispuesto a dejar tejer aquél incómodo silencio un segundo más. A Reiji le sorprendió su enorme brazo, rodeándole por detrás de la espalda.
—¡Vamos, hombre! —rio—. ¿Cómo vas a decir eso? ¡Si eres todo un buen zagal! ¿Y lo ameno que nos has hecho el viaje en barco? ¡Venga, Reiji-kun! ¡A mi me has caído genial!
—Eres amable y buena persona —dijo Yuuna escuetamente—, y eso es más de lo que muchos pueden presumir ser.
—¡Vamos, hombre! —rio—. ¿Cómo vas a decir eso? ¡Si eres todo un buen zagal! ¿Y lo ameno que nos has hecho el viaje en barco? ¡Venga, Reiji-kun! ¡A mi me has caído genial!
—Eres amable y buena persona —dijo Yuuna escuetamente—, y eso es más de lo que muchos pueden presumir ser.
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