30/10/2019, 00:41
Francamente le costó mucho más de lo que esperaba encontrar el sitio en cuestión. Debió de consultar el pergamino antes de salir de Amegakure. Otro fallo de novato. Desde luego, aquella misión le curtiría como ninja y como hombre adulto. Le haría ver las cosas de otro modo, tener más temple aún si cabe y aprendería a aguantar inclemencias climáticas y a no perderse o, al menos, a tomar las precauciones pertinentes para no hacerlo.
Caminó apresuradamente por el pequeño pueblo para encontrar el lugar en cuestión rápidamente y poder entrar en calor para no seguir pasándolo mal por su evidente catarro. Tenía que aprender a encender fuego como fuera. Conseguir un pedernal, o lo que fuera, pero antes de salir de allí lo haría fuera como fuera. La plaza le pareció muy bonita, contempló la belleza de la misma unos instantes mientras cruzaba el puente, para después seguir con su paso acelerado y entrar en el edificio que parecía ser el que buscaba.
Aquel sitio necesitaba una limpieza más que urgente. Parecía que nadie había pasado el polvo desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, la agradable temperatura opaco los pensamientos de inmediato y se dispuso a subir las escaleras para encontrarse a un hombre de aspecto somnoliento en lo que parecía una especie de despacho, oficina o algo así. Frotó sus manos intentando entrar en calor y posó el pergamino encima del mostrador para que el hombre lo leyera.
-Buenos días, vengo de Amegakure, estoy buscando al señor Ukyo Kodachi -Dijo con educación y su inevitable y habitual frialdad.
Caminó apresuradamente por el pequeño pueblo para encontrar el lugar en cuestión rápidamente y poder entrar en calor para no seguir pasándolo mal por su evidente catarro. Tenía que aprender a encender fuego como fuera. Conseguir un pedernal, o lo que fuera, pero antes de salir de allí lo haría fuera como fuera. La plaza le pareció muy bonita, contempló la belleza de la misma unos instantes mientras cruzaba el puente, para después seguir con su paso acelerado y entrar en el edificio que parecía ser el que buscaba.
Aquel sitio necesitaba una limpieza más que urgente. Parecía que nadie había pasado el polvo desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, la agradable temperatura opaco los pensamientos de inmediato y se dispuso a subir las escaleras para encontrarse a un hombre de aspecto somnoliento en lo que parecía una especie de despacho, oficina o algo así. Frotó sus manos intentando entrar en calor y posó el pergamino encima del mostrador para que el hombre lo leyera.
-Buenos días, vengo de Amegakure, estoy buscando al señor Ukyo Kodachi -Dijo con educación y su inevitable y habitual frialdad.