1/11/2019, 18:47
—¡A-Ayame-san! —exclamó Ranko al verla allí—. ¡L-lo siento! ¡Q-quise regresar a a-a-ayudar… ayudarle c-con los otros b-bandidos! ¡Pe-pero al regresar él…! ¡Él ya-ya no…!
«Oh, no...» Ayame palideció súbitamente. No le hizo falta ni que siguiera hablando para saber lo que estaba a punto de decirle. Y sus peores presentimientos se vieron confirmados al verla inclinarse de aquella manera, pidiendo perdón.
—¡¡F-fue mi culpa que escapase!!
La de Amegakure se quedó momentáneamente en blanco. En aquellos instantes, un hombre con claras tendencias agresivas, y envuelto en sellos explosivos, andaba libre en alguna parte de la ciudad. En el mejor de los casos... En el peor de los casos...
La kunoichi sacudió la cabeza y agarró a Ranko por los hombros.
—Escucha, eso no importa ahora —le dijo, sumamente seria—. Yo soy sólo un clon. Mi yo real sigue en La Cucurbita. La asaltante que quedaba por capturar se ha atrincherado en una de las habitaciones de la primera planta con el tabernero como rehén. Necesito tu ayuda, ve allí, yo intentaré buscar al kamikaze, ¿vale? —Ni siquiera había terminado de hablar cuando una súbita explosión de agua justo en la espalda de Ayame se bifurcó en direcciones opuestas y formó tras ella lo que parecían ser dos alas de agua.
«Oh, no...» Ayame palideció súbitamente. No le hizo falta ni que siguiera hablando para saber lo que estaba a punto de decirle. Y sus peores presentimientos se vieron confirmados al verla inclinarse de aquella manera, pidiendo perdón.
—¡¡F-fue mi culpa que escapase!!
La de Amegakure se quedó momentáneamente en blanco. En aquellos instantes, un hombre con claras tendencias agresivas, y envuelto en sellos explosivos, andaba libre en alguna parte de la ciudad. En el mejor de los casos... En el peor de los casos...
La kunoichi sacudió la cabeza y agarró a Ranko por los hombros.
—Escucha, eso no importa ahora —le dijo, sumamente seria—. Yo soy sólo un clon. Mi yo real sigue en La Cucurbita. La asaltante que quedaba por capturar se ha atrincherado en una de las habitaciones de la primera planta con el tabernero como rehén. Necesito tu ayuda, ve allí, yo intentaré buscar al kamikaze, ¿vale? —Ni siquiera había terminado de hablar cuando una súbita explosión de agua justo en la espalda de Ayame se bifurcó en direcciones opuestas y formó tras ella lo que parecían ser dos alas de agua.