9/12/2015, 01:35
Mitsuki permanecía allí en pie, tranquila y serena frente a la joven de cabellos castaños. No hacía mucho tiempo atrás, una situación como aquella la hubiese puesto mucho más nerviosa. Observaba con sus blanquecinos ojos a la kunoichi que tenía justo delante, era de otro lugar... de otra tierra y sin embargo, no se diferenciaba en nada del resto de personas que se había cruzado, al menos en lo esencial... en lo que la convertía en persona.
La impresión de la Hyuga se vió reforzada cuando la joven reaccionó un tanto contrariada, de manera similar a como ella misma hubiese reaccionado ante una situación de ese tipo.
Quizás había puesto a su interlocutora en un pequeño aprieto y por cortesía se veía obligada a quitarle hierro al asunto, o tal vez de verdad no le importaba y era tan sincera que casi parecía que su respuesta esaba forzada por su presencia. Algo que nunca sabría, solo podía tener seguro que de su mano estaba hacer que aquel encuentro mereciese la pena y no resultase una ingrata interrupción. La chica por su parte, hizo gala de modales al presentarse primero, aunque de sus palabras dedujo que casi había creído haberlos dejado olvidados.
—Me temo que los únicos modales que deberíamos echar en falta son los míos— se disculpó la joven con una sonrisa, mientras hacía una pequeña reverencia en respuesta a la de la otra kunoichi —Un placer, Aotsuki Ayame— mantuvo un instante más la reverencia para presentarse devidamente —Hyuga Mitsuki— recuperó la verticalidad con gracia sin perder el contacto visual con la joven, tal y como demandaban los cánones de saludo. Una suave golpe de viento golpeo en el rostro de la peliblanca, que ladeo un poco la cabeza como si de un cachorro al que acariciasen se tratara, entrecerrando levemente sus ojos —Adoro el viento de este lugar, es tan... salvaje— aquel fue más un comentario para sí misma que para la joven que tenía frente a ella, pero no pudo evitar dejar que sus pensamientos escapasen. Hacía mucho tiempo que no sentía una sensación como aquella —Disculpa, estaba divagando— sabía que no estaba bien distraerse en plena conversación, así que creyó que no estaría de más una disculpa —¿Es la primera vez que vienes aquí?— trato de romper el hielo con un poco de conversación banal
La impresión de la Hyuga se vió reforzada cuando la joven reaccionó un tanto contrariada, de manera similar a como ella misma hubiese reaccionado ante una situación de ese tipo.
Quizás había puesto a su interlocutora en un pequeño aprieto y por cortesía se veía obligada a quitarle hierro al asunto, o tal vez de verdad no le importaba y era tan sincera que casi parecía que su respuesta esaba forzada por su presencia. Algo que nunca sabría, solo podía tener seguro que de su mano estaba hacer que aquel encuentro mereciese la pena y no resultase una ingrata interrupción. La chica por su parte, hizo gala de modales al presentarse primero, aunque de sus palabras dedujo que casi había creído haberlos dejado olvidados.
—Me temo que los únicos modales que deberíamos echar en falta son los míos— se disculpó la joven con una sonrisa, mientras hacía una pequeña reverencia en respuesta a la de la otra kunoichi —Un placer, Aotsuki Ayame— mantuvo un instante más la reverencia para presentarse devidamente —Hyuga Mitsuki— recuperó la verticalidad con gracia sin perder el contacto visual con la joven, tal y como demandaban los cánones de saludo. Una suave golpe de viento golpeo en el rostro de la peliblanca, que ladeo un poco la cabeza como si de un cachorro al que acariciasen se tratara, entrecerrando levemente sus ojos —Adoro el viento de este lugar, es tan... salvaje— aquel fue más un comentario para sí misma que para la joven que tenía frente a ella, pero no pudo evitar dejar que sus pensamientos escapasen. Hacía mucho tiempo que no sentía una sensación como aquella —Disculpa, estaba divagando— sabía que no estaba bien distraerse en plena conversación, así que creyó que no estaría de más una disculpa —¿Es la primera vez que vienes aquí?— trato de romper el hielo con un poco de conversación banal