11/11/2019, 14:18
Akame se había mantenido callado durante el breve trayecto, con su kasa de paja firmemente colocado sobre la cabeza para cubrirse ésta y la mitad del rostro calcinado. Parecía distraído e indiferente al escenario, pero nada más lejos de la realidad: sus ojos escudriñaban los alrededores con avidez, y su atención estaba dividida entre el tipo al que seguían y Yota. El Uchiha había aprendido, a golpes, que nunca se era suficientemente cauteloso. E incluso para dos ninjas renegados y peligrosos como él y Kaido, siempre había un hijo de puta más sanguinario del que cuidarse. Un ratero más astuto, una bestia más poderosa. Eso lo sabía bien.
Ingresó al lugar y se quedó de pie, mirando al sofá con cara de pocos amigos. «¿Qué clase de puta broma es esta? ¿Limonada?» El renegado miró un momento a su compañero azul con unos ojos que amenazaban con tormenta. Si Akame era escéptico, Kaido solía serlo aun más; y mucho menos paciente. Cuando Yota abrió la boca, el exjōnin de Uzu se cruzó de brazos.
—¿"Esto"? Te respondería si tuviera una idea de a qué es a lo que está jugando este tipo —siseaba como una serpiente a punto de atacar—. Como no empiece a soltar prenda de verdad, va a haber problemas aquí.
Ingresó al lugar y se quedó de pie, mirando al sofá con cara de pocos amigos. «¿Qué clase de puta broma es esta? ¿Limonada?» El renegado miró un momento a su compañero azul con unos ojos que amenazaban con tormenta. Si Akame era escéptico, Kaido solía serlo aun más; y mucho menos paciente. Cuando Yota abrió la boca, el exjōnin de Uzu se cruzó de brazos.
—¿"Esto"? Te respondería si tuviera una idea de a qué es a lo que está jugando este tipo —siseaba como una serpiente a punto de atacar—. Como no empiece a soltar prenda de verdad, va a haber problemas aquí.