14/11/2019, 20:37
Cuando Katsudon aviso gritando que mirara la ventana, no dude ni un segundo en dirigir la mirada hacia la misma, que estaba abierta.
—No lo sé, bueno, algo sé, ¡pero ahora presta atención a eso!
Kataudon señaló hacia la ventana. Dos hombres con capas blancas y capucha entraron de un salto desenvainando sus espadas. Yo hice lo mismo. Portaban la misma bandana que los ninjas que asaltaron mi barco, cosa que no pasó desapercibida a los ojos de mi mejor grumete, Katsudon.
—¿¡Hombres de Kurama!?
Ambos se dieron cuenta de que sabiamos mas de lo que deberíamos y se abalanzaron sin pensar. El primero de ellos sobre Katsudon, así que el otro era mio. El tío al que enfrento Katsudon no tardo en chocar contra el gigantesco muro que suponía el brazo del Akimichi.
El otro, como Katsudon había hecho con él, me ignoro a mi. No quería llamarlo error antes de tiempo, pero yo no iba a quedarme quieto. Mientras alzaba su espada para atacar el brazo grande de katsudon, el brillo del filo de mi espada se intensificó gracias al fuego de la chimenea. Buscaba tiempo para alcanzarle.
—¡Mierda!
Mientras corría hacía él, cargué mi espada con chakra eléctrico, para, cuando alcanzara a mi objetivo, hacer un corte vertical de abajo hacia arriba, con la intención de hacer lo mismo que pretendía él: Cortar sus brazos.
Reiji:
–
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—No lo sé, bueno, algo sé, ¡pero ahora presta atención a eso!
Kataudon señaló hacia la ventana. Dos hombres con capas blancas y capucha entraron de un salto desenvainando sus espadas. Yo hice lo mismo. Portaban la misma bandana que los ninjas que asaltaron mi barco, cosa que no pasó desapercibida a los ojos de mi mejor grumete, Katsudon.
—¿¡Hombres de Kurama!?
Ambos se dieron cuenta de que sabiamos mas de lo que deberíamos y se abalanzaron sin pensar. El primero de ellos sobre Katsudon, así que el otro era mio. El tío al que enfrento Katsudon no tardo en chocar contra el gigantesco muro que suponía el brazo del Akimichi.
El otro, como Katsudon había hecho con él, me ignoro a mi. No quería llamarlo error antes de tiempo, pero yo no iba a quedarme quieto. Mientras alzaba su espada para atacar el brazo grande de katsudon, el brillo del filo de mi espada se intensificó gracias al fuego de la chimenea. Buscaba tiempo para alcanzarle.
—¡Mierda!
Mientras corría hacía él, cargué mi espada con chakra eléctrico, para, cuando alcanzara a mi objetivo, hacer un corte vertical de abajo hacia arriba, con la intención de hacer lo mismo que pretendía él: Cortar sus brazos.
Reiji:
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