19/11/2019, 01:18
—¿Crees que por ser mujer te voy a tratar bien?— Vociferó.
El hombre de la sonrisa de los mil ryō se quedó sorprendido por el atrevimiento de la chica, más por el hecho de que fuera una kunoichi que por otra cosa. ¿Cómo lo sabía? Nadie que no fuera ninja tendría una postura de combate como esa. No esperaba toparse con otro shinobi en un sitio cómo ese, pero tampoco tenía la intención de iniciar una rencilla tan grande. Pareció dar un paso atrás, pero su extrema precaución no era porque le intimidara, sino porque necesitaba espacio para actuar.
—¡Fuera de mi camino y déjame ne paz!— De inmediato dio dos saltos rápidos para acortar la distancia entre él y la muchacha, pero lejos de un puñetazo este lanzó una palmada al frente tratando de impactar el pecho de la chica. Estaba tanteando terreno.
El caos empezó y el resto de los curiosos que no se habían marchado ahora estaban corriendo como pollos sin cabeza para ghuir de la rencilla, mientras otros estaban un tanto horrorizados al ver a la jovencita encarar al malhechor.
—¡Mei-chan!— Dijo horrorizada Kokona.
El hombre de la sonrisa de los mil ryō se quedó sorprendido por el atrevimiento de la chica, más por el hecho de que fuera una kunoichi que por otra cosa. ¿Cómo lo sabía? Nadie que no fuera ninja tendría una postura de combate como esa. No esperaba toparse con otro shinobi en un sitio cómo ese, pero tampoco tenía la intención de iniciar una rencilla tan grande. Pareció dar un paso atrás, pero su extrema precaución no era porque le intimidara, sino porque necesitaba espacio para actuar.
—¡Fuera de mi camino y déjame ne paz!— De inmediato dio dos saltos rápidos para acortar la distancia entre él y la muchacha, pero lejos de un puñetazo este lanzó una palmada al frente tratando de impactar el pecho de la chica. Estaba tanteando terreno.
El caos empezó y el resto de los curiosos que no se habían marchado ahora estaban corriendo como pollos sin cabeza para ghuir de la rencilla, mientras otros estaban un tanto horrorizados al ver a la jovencita encarar al malhechor.
—¡Mei-chan!— Dijo horrorizada Kokona.