2/12/2019, 00:33
Daba igual cuanto estirará la pierna, lo cierto es que la llave no era mágica y mi pierna tampoco mas larga. ¿Pero había algo mas largo que mi pierna que pudiera alcanzar la llave?
No es que fuera muy de pensar, ni tampoco es que fuera el tio mas inteligente del mundo, pero dio la casualidad que, dando un paso hacia atrás, pisé la bandeja de latón dónde hacia poco reposaba la estúpida comida de los estúpidos samuráis.
Era la última esperanza, por que parecía que unos pasos se aproximaban. No iba a mentirme a mi mismo. Lo intente. Cogí la bandeja con una mano e intenté traer la llave hacía mi.
Podía fallar, si. Pero en mi cabeza llena de odio e ira, había otra posibilidad. Había una esperanza más a parte de coger la llave.
Pero eso solo sucedería si fallaba. No era el momento de fantasear. Era el momento del último intento.
No es que fuera muy de pensar, ni tampoco es que fuera el tio mas inteligente del mundo, pero dio la casualidad que, dando un paso hacia atrás, pisé la bandeja de latón dónde hacia poco reposaba la estúpida comida de los estúpidos samuráis.
Era la última esperanza, por que parecía que unos pasos se aproximaban. No iba a mentirme a mi mismo. Lo intente. Cogí la bandeja con una mano e intenté traer la llave hacía mi.
Podía fallar, si. Pero en mi cabeza llena de odio e ira, había otra posibilidad. Había una esperanza más a parte de coger la llave.
Pero eso solo sucedería si fallaba. No era el momento de fantasear. Era el momento del último intento.