23/12/2019, 17:29
Kazuma siguió la calle principal. Encontró gente de todo tipo, desde los comerciantes que había visto, hasta muchos más lugares, rostros y en general, vidas. Pero él ya no tenía la necesidad de pararse, pues, más o menos, conocía su destino. La calle se volvió un borrón gris y los árboles que coronaban las casas, solo parte de la decoración.
Al fin, la tierra se volvió oscura y la madera, mucho más negra. Había alcanzando la parte vieja.
Era exactamente igual, pero en este caso, la calle estaba mucho más desierta. Un par de casas ascendiendo sobre los cielos, gracias a los árboles. En ocasiones, carteles: "Herreria Fujin", "Armeria arborea". Sin embargo, a simple vista, no estaba la que él estaba buscando.
Algo le llamaría la atención al instante: el olor. Olía a muerto. Se sentiría obligado a taparse la nariz, incapaz de contenerse.
La calle estaba desierta y apestaba a algo asqueroso.
— ¡Hoooooooola ! — exclamó una voz, alegre y despreocupada. De lo alto del cielo, una muchacha descendió graciosamente. Tenía el pelo negro y extremadamente largo, atado en una coleta. Llevaba un extraño vestido de encaje, negro y blanco, que le daba el aspecto de una muñeca. Sus ojos eran azules, eran extremadamente grandes y sus pestañas, rizadas. Tenía una sonrisa inocente y una mueca bastante alegre —. ¿Qué se le ofrece?
La muchacha había saltado desde la escalera de una de las casas. No era una caída mortal, ni mucho menos, pero podría haberse hecho daño en la pierna. Desde luego, parecía estar acostumbrada a las alturas.
Al lado de su escalera, había un pequeño cartelito: "Armería de la doncella feliz".
Al fin, la tierra se volvió oscura y la madera, mucho más negra. Había alcanzando la parte vieja.
Era exactamente igual, pero en este caso, la calle estaba mucho más desierta. Un par de casas ascendiendo sobre los cielos, gracias a los árboles. En ocasiones, carteles: "Herreria Fujin", "Armeria arborea". Sin embargo, a simple vista, no estaba la que él estaba buscando.
Algo le llamaría la atención al instante: el olor. Olía a muerto. Se sentiría obligado a taparse la nariz, incapaz de contenerse.
La calle estaba desierta y apestaba a algo asqueroso.
— ¡Hoooooooola ! — exclamó una voz, alegre y despreocupada. De lo alto del cielo, una muchacha descendió graciosamente. Tenía el pelo negro y extremadamente largo, atado en una coleta. Llevaba un extraño vestido de encaje, negro y blanco, que le daba el aspecto de una muñeca. Sus ojos eran azules, eran extremadamente grandes y sus pestañas, rizadas. Tenía una sonrisa inocente y una mueca bastante alegre —. ¿Qué se le ofrece?
La muchacha había saltado desde la escalera de una de las casas. No era una caída mortal, ni mucho menos, pero podría haberse hecho daño en la pierna. Desde luego, parecía estar acostumbrada a las alturas.
Al lado de su escalera, había un pequeño cartelito: "Armería de la doncella feliz".
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60