13/12/2015, 20:29
(Última modificación: 17/12/2015, 15:13 por Sasagani Yota.)
/Seguía observando lo que hacían las dos kunoichis desde la distancia, en mi improvisado escondite, pero aquello no es que ofreciese una gran visión. empecé a rebuscar entre mis más inmediatos alrededores de algún lugar que me brindase una mejor visión y después de mirar a izquierda y derecha solo vi una rama gruesa a unos4 metros de altura. Había que intentarlo.
Con sumo cuidado me levante y con un metódico y seguro paso me fui acercando hasta el tronco, momento en el que cree una fina capa de chakra en la suela de mis pies y poco a poco fui escalando hasta aquella posición que realmente parecía la mejor para seguir observando. En efecto, desde ahí todo se veía mucho mejor pero... ¡Lo que veía era muy aburrido! Ambas seguían una al lado de la otra simplemente charlando.
*¡Oh vamos! habéis quedado aquí en mitad de la nada para marujear?* me dije para mis adentros.
Negué enérgicamente con la cabeza. Me negaba a pensar que las dos kunoichis habían hecho algo así. Alguna cosa me estaba perdiendo. ¿Quizás aquel fuese su punto de encuentro para llevar a cabo algo? Parecía enrevesado pero no debía descartarlo. Aunque seguía aburriéndome. Quizás un poco de charla me animase un poco, no había hecho tantos kilómetros para nada, eso desde luego...
Levante mi brazo derecho y de mi dedo índice surgió una telaraña que se clavó en una rama algo gruesa. Traté de asegurarme que estaba bien sujeta dando pequeños tirones. Craso error. Mi estado de relajación conjunto con esa acción fue lo que me llevó a hacer un espantoso ridículo. Era un bosque y como en todos los bosques, la humedad formaba parte de ellos, además, por si fuese poco, cerca había aquella cascada y su consecuente rio. Vamos que la madera que estaba pisando estaba totalmente húmeda y al hacer aquellos pequeños tirones resbalé con los pies por delante pero seguía sujeto a la telaraña y esta me hizo balancear hacia adelante saliendo de los matorrales hasta que finalmente para protegerme el rostro de las ramas que me iban golpeando solté mi telaraña literalmente volando a merced del destino, cruel destino.
-¡Joder! ¡Mierda!- vociferé entre puntadas de dolor y algún que otro notable dolor alrededor del rostro.
Finalmente acabé estampado de morros contra el suelo, no muy lejos de la posición de las dos kunoichis. Alcé un poco la mirada y pude verlas.
-Esto.. Hola...- dije como buenamente podía mientras levantaba la cabeza para observar la reacción -¿Cómo va todo, Mitsuki-chan?- agregué para desviar la atención de aquel estruendoso ridículo que acababa de protagonizar.
Finalmente y con la ayuda de mis brazos me reincorporé y con la ayuda de mis dedos me limpié la sangre de mis labiospara posteriormente relamerlos.
Con sumo cuidado me levante y con un metódico y seguro paso me fui acercando hasta el tronco, momento en el que cree una fina capa de chakra en la suela de mis pies y poco a poco fui escalando hasta aquella posición que realmente parecía la mejor para seguir observando. En efecto, desde ahí todo se veía mucho mejor pero... ¡Lo que veía era muy aburrido! Ambas seguían una al lado de la otra simplemente charlando.
*¡Oh vamos! habéis quedado aquí en mitad de la nada para marujear?* me dije para mis adentros.
Negué enérgicamente con la cabeza. Me negaba a pensar que las dos kunoichis habían hecho algo así. Alguna cosa me estaba perdiendo. ¿Quizás aquel fuese su punto de encuentro para llevar a cabo algo? Parecía enrevesado pero no debía descartarlo. Aunque seguía aburriéndome. Quizás un poco de charla me animase un poco, no había hecho tantos kilómetros para nada, eso desde luego...
Levante mi brazo derecho y de mi dedo índice surgió una telaraña que se clavó en una rama algo gruesa. Traté de asegurarme que estaba bien sujeta dando pequeños tirones. Craso error. Mi estado de relajación conjunto con esa acción fue lo que me llevó a hacer un espantoso ridículo. Era un bosque y como en todos los bosques, la humedad formaba parte de ellos, además, por si fuese poco, cerca había aquella cascada y su consecuente rio. Vamos que la madera que estaba pisando estaba totalmente húmeda y al hacer aquellos pequeños tirones resbalé con los pies por delante pero seguía sujeto a la telaraña y esta me hizo balancear hacia adelante saliendo de los matorrales hasta que finalmente para protegerme el rostro de las ramas que me iban golpeando solté mi telaraña literalmente volando a merced del destino, cruel destino.
-¡Joder! ¡Mierda!- vociferé entre puntadas de dolor y algún que otro notable dolor alrededor del rostro.
Finalmente acabé estampado de morros contra el suelo, no muy lejos de la posición de las dos kunoichis. Alcé un poco la mirada y pude verlas.
-Esto.. Hola...- dije como buenamente podía mientras levantaba la cabeza para observar la reacción -¿Cómo va todo, Mitsuki-chan?- agregué para desviar la atención de aquel estruendoso ridículo que acababa de protagonizar.
Finalmente y con la ayuda de mis brazos me reincorporé y con la ayuda de mis dedos me limpié la sangre de mis labiospara posteriormente relamerlos.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa