2/01/2020, 16:40
(Última modificación: 2/01/2020, 16:40 por Amedama Daruu.)
De pronto, Yuuna se vio alzada sobre la arena y volteada de cualquier manera. Tensó todo su cuerpo y gimió con sorpresa.
—¡E... espera! —protestó roja como un tomate.
—Sujétate —indicó Reiji sin embargo, y comenzó su ascenso por el casco. Yuuna no protestó, y desde luego se agarró a los brazos de Reiji. Tan fuerte que le hizo daño y le marcó las uñas.
Cuando llegaron a cubierta, la mujer se zafó de él, todavía con las mejillas encendidas, y se alejó dando unos torpes y rígidos pasos hacia las escaleras de la cabina.
—Gra-gracias.
¡Pum!
Katsudon acababa de aterrizar de un salto. Se sacudió las manos con una sonrisa amplia en el rostro.
—Bueno, pues ya está. Apañado. —Apañado, pero el barco no se había movido.
—¡E... espera! —protestó roja como un tomate.
—Sujétate —indicó Reiji sin embargo, y comenzó su ascenso por el casco. Yuuna no protestó, y desde luego se agarró a los brazos de Reiji. Tan fuerte que le hizo daño y le marcó las uñas.
Cuando llegaron a cubierta, la mujer se zafó de él, todavía con las mejillas encendidas, y se alejó dando unos torpes y rígidos pasos hacia las escaleras de la cabina.
—Gra-gracias.
¡Pum!
Katsudon acababa de aterrizar de un salto. Se sacudió las manos con una sonrisa amplia en el rostro.
—Bueno, pues ya está. Apañado. —Apañado, pero el barco no se había movido.
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