3/01/2020, 23:04
El Uchiha se sentó cuando su peculiar anfitrión les hizo el gesto propio, tomando uno de los vasos de limonada y empinándoselo de un tirón. Toda su gestualidad transmitía aquella sensación de urgencia, de poca paciencia y menos tiempo, con la que Akame pretendía presionar al muchacho. Si aquello era una trampa o había gato encerrado, agitar un poco el árbol haría que —probablemente— cayesen algunas nueces.
Sin embargo, no fue el caso. Por lo que contaba aquel chico, el Valle de Unraikyo escondía un gran tesoro del que él conocía la localización. El Uchiha no pudo evitar entornar los párpados, escéptico, mientras asistía a un relato que perfectamente podía corresponderse con los que tantos y tantos se habían escrito en el género de novelas de fantasía. Sin mudar su gesto calmo pero con voz firme, el renegado respondió...
—¿Y cómo es que tú sabes dónde se encuentra este tesoro? —quiso saber, incisivo—. Es más, ¿cómo sabes siquiera de su existencia?
Sin embargo, no fue el caso. Por lo que contaba aquel chico, el Valle de Unraikyo escondía un gran tesoro del que él conocía la localización. El Uchiha no pudo evitar entornar los párpados, escéptico, mientras asistía a un relato que perfectamente podía corresponderse con los que tantos y tantos se habían escrito en el género de novelas de fantasía. Sin mudar su gesto calmo pero con voz firme, el renegado respondió...
—¿Y cómo es que tú sabes dónde se encuentra este tesoro? —quiso saber, incisivo—. Es más, ¿cómo sabes siquiera de su existencia?