15/12/2015, 17:00
La lluvia caía incesantemente. No era muy fuerte, pero su repiqueteo sobre el camino era imposible de ignorar. A Kazuma no le molestaba mojarse un poco, pero aquel uniforme tomaba el agua al igual que una esponja, lo cual empezaba a incomodarle. El caballo tampoco parecía molesto, pero si un poco ansioso, probablemente pudiera escuchar los truenos lejanos.
—¿Cuánto faltaría? —pregunto su pasajera.
—Ya falta p…
Pero el Ishimura no pudo completar su respuesta. Primero fue un destello cegador y luego un retumbar ensordecedor. Un rayo había caído cerca de ellos. El caballo se encabrito violentamente, pero no echo a correr ya que había algo que se le interponía. En medio del camino no muy lejos de ellos, un árbol de tronco considerablemente grueso se encontraba caído y humeante.
—¡Demonios! —Mascullo en cuanto pudo recuperarse del susto—. ¿Te encuentra bien? —le pregunto a su pasajera, a pesar de que probablemente él fuera quien más se asusto.
El peliblanco se bajo del carruaje para inspeccionar la situación. Primero se concentro en calmar al animal de tiro, le acariciaba la crin y le susurraba con fuerza para tranquilizarle. Hecho aquello, se acerco al árbol caído. Era grande y abarcaba todo el ancho del camino, si no lo quitaban no podrían pasar.
—Veamos.
Se acerco al tronco. Primero intento empujarlo, pero sentía que no estaba utilizando toda su fuerza. Se tomo un momento. Se quito la chaqueta para quedar en guarda camisas y se deshizo tanto del sombrero como de la liga que amarraba su cabello. Ahora con la melena suelta y estando mucho mas cómodo, procedió a hacer un segundo intento. Al final no importaba como lo empujara el árbol era necio y no se movía.
—Si tan solo tuviera mi espada —Pensó un poco deprimido. Estaba en su momento de trabajo, por lo que no se le permitía portar arma alguna. Por más shinobi que fuera aquellas eran las reglas para todos.
El ojos grises detestaba aquella sensación de inutilidad. Si tan solo supiera algún ninjutsu elemental, mover aquel montón de madera no supondría ningún problema. Pero solo sabía de Kenjutsu, cosa más u menos inútil si no tenias un arma a la mano.
—¿Cuánto faltaría? —pregunto su pasajera.
—Ya falta p…
Pero el Ishimura no pudo completar su respuesta. Primero fue un destello cegador y luego un retumbar ensordecedor. Un rayo había caído cerca de ellos. El caballo se encabrito violentamente, pero no echo a correr ya que había algo que se le interponía. En medio del camino no muy lejos de ellos, un árbol de tronco considerablemente grueso se encontraba caído y humeante.
—¡Demonios! —Mascullo en cuanto pudo recuperarse del susto—. ¿Te encuentra bien? —le pregunto a su pasajera, a pesar de que probablemente él fuera quien más se asusto.
El peliblanco se bajo del carruaje para inspeccionar la situación. Primero se concentro en calmar al animal de tiro, le acariciaba la crin y le susurraba con fuerza para tranquilizarle. Hecho aquello, se acerco al árbol caído. Era grande y abarcaba todo el ancho del camino, si no lo quitaban no podrían pasar.
—Veamos.
Se acerco al tronco. Primero intento empujarlo, pero sentía que no estaba utilizando toda su fuerza. Se tomo un momento. Se quito la chaqueta para quedar en guarda camisas y se deshizo tanto del sombrero como de la liga que amarraba su cabello. Ahora con la melena suelta y estando mucho mas cómodo, procedió a hacer un segundo intento. Al final no importaba como lo empujara el árbol era necio y no se movía.
—Si tan solo tuviera mi espada —Pensó un poco deprimido. Estaba en su momento de trabajo, por lo que no se le permitía portar arma alguna. Por más shinobi que fuera aquellas eran las reglas para todos.
El ojos grises detestaba aquella sensación de inutilidad. Si tan solo supiera algún ninjutsu elemental, mover aquel montón de madera no supondría ningún problema. Pero solo sabía de Kenjutsu, cosa más u menos inútil si no tenias un arma a la mano.