13/01/2020, 22:56
—Espero poder acostumbrarme un poco después de un rato —Lo dudaba, sobretodo cuando se diera cuenta de que yo no tenia ni idea de hacia donde estábamos iendo.
—. Creo que este va a ser un viaje largo, y seguro que tendremos que hacer turnos para dormir. A menos que queramos parar por completo el barco en medio del océa... nononono. Mejor no, mejor no. —Pues su turno iba a ser divirtidisimo de ver, lastima que seguramente me tocara dormir.—. Bueno, Reiji-kun, yo... discúlpame. Voy a bajar a la despensa a ver la comida que nos queda... espero no tener que pescar.
A no ser que los hubieran robado, que era probable, nadie había tocado los suministros. El problema seguramente era el tiempo que habían paso allí y su estado de conservación.
»Ah... —dijo antes de salir—. Vas a pisar más espinas. Eres genin, tienes toda la vida por delante. Solamente intenta no hacerte mucho daño con ellas, jo, jo, jo.
Un poco triste pensar que todavía me quedaba tanto tiempo de meter la pata donde no debía meterla. Tanto tiempo de fracasos. Eso, sumando al aburrimiento que vino después... No me sentía motivado para volver a cantar. Y eso que tenia nuevas letras. Y mejores.
Durante todo aquel tiempo, nada cambió. ¿Quizás me había equivocado de dirección? No. Mi olfato para los tesoros no podía equivocarse. Pero si la dirección era correcta... ¿No deberian verse a lo lejos las islas del té?
Algo me sacó de mis pensamientos. Fue la entrada silenciosa de Yuuna. Que lo único que hizo fue pasar el dedo por donde había sentado Katsudon.
—Reiji...—dijo—. Siento mucho ser una carga para vosotros. De verdad. No pediría vuestra ayuda si no la necesitara.
Suspire y conté antes de hablar...
—Creo que, estas igual de confundida conmigo mismo de lo que lo estoy yo también conmigo. A mi no me supone una carga ayudar a alguien que necesita mi ayuda, pero... ¿Como se quien la necesita de verdad y quien me engaña? No he parado de meter la pata y equivocarme desde que salí de la aldea.
Y entorpecer a Katsudon con ello.
»Aunque no lo parezca, no es en ti en quién no confío. Es en mí. Tengo miedo de volver a meter la pata. Piénsalo, si no llega a ser por Gyuki, nos hubiera matado en el viaje de ida.
—. Creo que este va a ser un viaje largo, y seguro que tendremos que hacer turnos para dormir. A menos que queramos parar por completo el barco en medio del océa... nononono. Mejor no, mejor no. —Pues su turno iba a ser divirtidisimo de ver, lastima que seguramente me tocara dormir.—. Bueno, Reiji-kun, yo... discúlpame. Voy a bajar a la despensa a ver la comida que nos queda... espero no tener que pescar.
A no ser que los hubieran robado, que era probable, nadie había tocado los suministros. El problema seguramente era el tiempo que habían paso allí y su estado de conservación.
»Ah... —dijo antes de salir—. Vas a pisar más espinas. Eres genin, tienes toda la vida por delante. Solamente intenta no hacerte mucho daño con ellas, jo, jo, jo.
Un poco triste pensar que todavía me quedaba tanto tiempo de meter la pata donde no debía meterla. Tanto tiempo de fracasos. Eso, sumando al aburrimiento que vino después... No me sentía motivado para volver a cantar. Y eso que tenia nuevas letras. Y mejores.
Durante todo aquel tiempo, nada cambió. ¿Quizás me había equivocado de dirección? No. Mi olfato para los tesoros no podía equivocarse. Pero si la dirección era correcta... ¿No deberian verse a lo lejos las islas del té?
Algo me sacó de mis pensamientos. Fue la entrada silenciosa de Yuuna. Que lo único que hizo fue pasar el dedo por donde había sentado Katsudon.
—Reiji...—dijo—. Siento mucho ser una carga para vosotros. De verdad. No pediría vuestra ayuda si no la necesitara.
Suspire y conté antes de hablar...
—Creo que, estas igual de confundida conmigo mismo de lo que lo estoy yo también conmigo. A mi no me supone una carga ayudar a alguien que necesita mi ayuda, pero... ¿Como se quien la necesita de verdad y quien me engaña? No he parado de meter la pata y equivocarme desde que salí de la aldea.
Y entorpecer a Katsudon con ello.
»Aunque no lo parezca, no es en ti en quién no confío. Es en mí. Tengo miedo de volver a meter la pata. Piénsalo, si no llega a ser por Gyuki, nos hubiera matado en el viaje de ida.