19/01/2020, 17:46
Amekoro Yui se encontraba tras cuatro pilas de documentos. Documentos que firmar. Documentos que revisar. Documentos que clasificar. Que corregir, que denegar, que aprobar… Que…
—Oh, ¡Aotsuki, Amedama! —exclamó, justo un segundo antes de clasificar toda aquella montaña de papeles en el apartado de: ceniza. O lo hubiese hecho, de no haber sido interrumpida justo a tiempo. Yui era buena en muchas cosas, pero tenía que reconocer que el papeleo no era lo suyo. ¿Dónde estaba Shanise cuando se la necesitaba?—. ¿Un suceso? ¿Qué suceso?
Apartó toda aquel montón de papeles hacia un lado para poder verles mejor, y esbozó una de sus sonrisas afiladas. Más que preocupada o cabreada, parecía aliviada de que alguien la hubiese librado de toda aquella tortura. Aunque solo fuese por unos minutos.
—Oh, ¡Aotsuki, Amedama! —exclamó, justo un segundo antes de clasificar toda aquella montaña de papeles en el apartado de: ceniza. O lo hubiese hecho, de no haber sido interrumpida justo a tiempo. Yui era buena en muchas cosas, pero tenía que reconocer que el papeleo no era lo suyo. ¿Dónde estaba Shanise cuando se la necesitaba?—. ¿Un suceso? ¿Qué suceso?
Apartó toda aquel montón de papeles hacia un lado para poder verles mejor, y esbozó una de sus sonrisas afiladas. Más que preocupada o cabreada, parecía aliviada de que alguien la hubiese librado de toda aquella tortura. Aunque solo fuese por unos minutos.