20/01/2020, 00:28
Oh. Si. Disfrute de mi momento cargondola en brazos. Me lo había ganado. O tal vez no. Pero a mi me daba igual por que sentía que me lo merecía. Aún había cosas que no asimilaba.
Pero oh, su sonrisa. Verla sonreir conseguía calmar mi agitado corazón. Po que aún lo estaba.
Y cuándo estuve solo en la habitación para cambiarme, me senté un minuto en el suelo para procesarlo todo. Porque la cosa solo acababa de empezar.
Metí la cabeza entre mis dos manos solo de pensar en el embrollo que se iba a montar en mi casa cuando apareciera por la puerta. Y sobre todo, en el momento en que tuviera que presentar a Yuuna.
Seria lo que tuviese que ser. La había visto morir. Como había visto morir a Katsudon. Era consciente de lo que había sentido en ese momento. Sabía las consecuencias que acarreaban esos sentimientos. Y había dado el paso.
Respiré hondo. Me olvide de esos asuntos, por que aún tenia que ir a ver a Hanabi. Me di unas palmaditas en las mejillas y me levante para secarme y vestirme. Luego salí a la cubierta.
—¡Eh! ¡Pasadme una cuerda! ¡Hay que amarrar el barco para que no se vaya a la deriva! ¡A ver si encima que casi nos cuesta la vida lo dejamos a su libre albedrío!
Pues sí. Y agradecía mucho su esfuerzo, pero que se jugarán la vida por ello casi me provocaba un infarto. Sobretodo la parte en la que cierta muchacha no respiraba.
Busqué una cuerda por el barco mientras Katsudon discutía con aquellos anbus armados.
Había una cosa que me preocupaba en aquél tema de la alarma. ¿Quizás habían detectado también el chakra del Bijuu cuando lo había usado para salvar a Yuuna?
Cuando encontré una cuerda se la lancé a Katsudon para que atará el barco bien atado. Luego esperé a que Yuuna bajara para seguirla.
Lo primero que iba a necesitar ese barco era un buen ancla.
Pero oh, su sonrisa. Verla sonreir conseguía calmar mi agitado corazón. Po que aún lo estaba.
Y cuándo estuve solo en la habitación para cambiarme, me senté un minuto en el suelo para procesarlo todo. Porque la cosa solo acababa de empezar.
Metí la cabeza entre mis dos manos solo de pensar en el embrollo que se iba a montar en mi casa cuando apareciera por la puerta. Y sobre todo, en el momento en que tuviera que presentar a Yuuna.
Seria lo que tuviese que ser. La había visto morir. Como había visto morir a Katsudon. Era consciente de lo que había sentido en ese momento. Sabía las consecuencias que acarreaban esos sentimientos. Y había dado el paso.
Respiré hondo. Me olvide de esos asuntos, por que aún tenia que ir a ver a Hanabi. Me di unas palmaditas en las mejillas y me levante para secarme y vestirme. Luego salí a la cubierta.
—¡Eh! ¡Pasadme una cuerda! ¡Hay que amarrar el barco para que no se vaya a la deriva! ¡A ver si encima que casi nos cuesta la vida lo dejamos a su libre albedrío!
Pues sí. Y agradecía mucho su esfuerzo, pero que se jugarán la vida por ello casi me provocaba un infarto. Sobretodo la parte en la que cierta muchacha no respiraba.
Busqué una cuerda por el barco mientras Katsudon discutía con aquellos anbus armados.
Había una cosa que me preocupaba en aquél tema de la alarma. ¿Quizás habían detectado también el chakra del Bijuu cuando lo había usado para salvar a Yuuna?
Cuando encontré una cuerda se la lancé a Katsudon para que atará el barco bien atado. Luego esperé a que Yuuna bajara para seguirla.
Lo primero que iba a necesitar ese barco era un buen ancla.