24/01/2020, 10:15
Estaba tardando bastante en llegar, la verdad. No, ni hablaba de Datsue, a él no sabia cuanto tendría que espererarlo, no. Hablaba de Yuuna. Hoy tenia el día libre, y se había ido a comprar ropa con mi madre.
Si, lo se. Esto requiere una pequeña explicación. Al final decidimos hacer ambas cosas. Por un lado, mentimos un poquito, y por otro... Le contamos la verdad a mi madre. Tampoco hubiese servido de nada intentarlo. Yo sabia de sobre que no lo habríamos conseguido.
El caso es que Yuuna y Sasaki Sayuri habían congeniado bastante bien. Si antes nos tenia a mi y a Katsudon, ahora también podía contar con ella.
Me hubiera gustado contar con mi padre también, pero algunas noches bebia, a veces demasiado, con el padre de Sakura. Y no me fiaba mucho de que se le escapara algo.
Bastante tensas estaban las cosas por casa ya. Al menos para mí.
Una voz conocía sono desde la cubierta del barco y me saco de mi ensimismamiento.
—¿¡Hola...!?
Al parecer, Datsue había llegado primero. Casi mejor así. Deje el libro a un lado del sofá y salí a recibirlo.
—¡Datsue, Cuanto tiempo!
Sus ojos estaban rojos como la sangre y estaba un poco tenso. ¿Era la primera vez que veía esos ojos? Me quería sonar que también se puso así en el estadio, cuando peleaba con los Kusajin.
—Relajate hombre, relajate, se que lo que voy a contarte es bien gordo, pero no hace falta que matemos a nadie.
Nadie normalmente le hablaba así a un superior. Pero en ese momento le veía mas como un amigo junto al cual desahogarme, que como el tio qué fue capaz de pelear a iguales con el uzukage.
—Vamos, pasa, pasa. El Mil y un mares esta hecho un desastre aún, pero es bastante cómodo.
De hecho, vista mi situación, comodidades era lo primero que había instalado en aquel lugar.
Si, lo se. Esto requiere una pequeña explicación. Al final decidimos hacer ambas cosas. Por un lado, mentimos un poquito, y por otro... Le contamos la verdad a mi madre. Tampoco hubiese servido de nada intentarlo. Yo sabia de sobre que no lo habríamos conseguido.
El caso es que Yuuna y Sasaki Sayuri habían congeniado bastante bien. Si antes nos tenia a mi y a Katsudon, ahora también podía contar con ella.
Me hubiera gustado contar con mi padre también, pero algunas noches bebia, a veces demasiado, con el padre de Sakura. Y no me fiaba mucho de que se le escapara algo.
Bastante tensas estaban las cosas por casa ya. Al menos para mí.
Una voz conocía sono desde la cubierta del barco y me saco de mi ensimismamiento.
—¿¡Hola...!?
Al parecer, Datsue había llegado primero. Casi mejor así. Deje el libro a un lado del sofá y salí a recibirlo.
—¡Datsue, Cuanto tiempo!
Sus ojos estaban rojos como la sangre y estaba un poco tenso. ¿Era la primera vez que veía esos ojos? Me quería sonar que también se puso así en el estadio, cuando peleaba con los Kusajin.
—Relajate hombre, relajate, se que lo que voy a contarte es bien gordo, pero no hace falta que matemos a nadie.
Nadie normalmente le hablaba así a un superior. Pero en ese momento le veía mas como un amigo junto al cual desahogarme, que como el tio qué fue capaz de pelear a iguales con el uzukage.
—Vamos, pasa, pasa. El Mil y un mares esta hecho un desastre aún, pero es bastante cómodo.
De hecho, vista mi situación, comodidades era lo primero que había instalado en aquel lugar.