26/01/2020, 16:02
¿Qué solo le había dado chakra? Pero, ¿y eso se podía hacer?
Bueno, claro, qué tonto. Si el propio Kurama lo hacía con sus Generales.
—Shukaku, necesito que me escuches. Necesito que escuches lo que tu hermano tenia que decirte.
Datsue iba a verbalizar su duda, pero Reiji continuó con sus revelaciones, sin darle tiempo. Y, entonces, todo cobró sentido. Las piezas encajaron de un sonoro…
—Pero, ¿¡qué me estás contando!?
Pero Datsue ya no les escuchaba. Su mente intentaba desgranar lo que suponía aquella bomba que Reiji acababa de soltar. Tenían a un espía, a una puta rata, comiendo entre ellos. Y no se habían dado cuenta hasta ahora. Eso le recordó algo, a alguien, pero lo apartó rápidamente de sus pensamientos.
Necesitaba centrarse.
«Shukaku… ¿tú no soltarías en una de esas reuniones que nos íbamos a enfrentar a Hanabi en la Playa Túnel, verdad? ¿O que andábamos por ahí?»
Silencio, y la dura verdad les golpeó a ambos con la fuerza de una bijūdama. ¡Oh, pues claro que lo había hecho! ¡Shukaku era como él! ¡Presumido, vanidoso! ¡No iba a perder la oportunidad de fanfarronear sobre el duelo contra un maldito Kage! ¿Cómo habían sido tan estúpidos? ¿De verdad se creían que el encuentro con Bakudan había sido casualidad? No, ¡él sabía que estarían allí, y había llegado preparado!
Qué demonios, ¡quizá fue así como también encontraron a Ayame, en el Valle del Fin! Tenía que contarles lo sucedido. A ella. A Juro. Estaban en un peligro constante. Más de lo que creían.
—¿Y qué es eso que quería contarnos? —recordó, de pronto, centrando su atención de nuevo en Reiji.
«¡Te lo dije!»
Bueno, claro, qué tonto. Si el propio Kurama lo hacía con sus Generales.
—Shukaku, necesito que me escuches. Necesito que escuches lo que tu hermano tenia que decirte.
«¿Y por qué usa a un mensajero para decirme nada?»
Datsue iba a verbalizar su duda, pero Reiji continuó con sus revelaciones, sin darle tiempo. Y, entonces, todo cobró sentido. Las piezas encajaron de un sonoro…
«¡¿QUUUUEEEEEEEEEEEEÉ?!»
—Pero, ¿¡qué me estás contando!?
«¡ESO ES IMPOSIBLE! ¡Ese puto zorro no sería capaz de pasar desapercibido ante mis ojos!»
Pero Datsue ya no les escuchaba. Su mente intentaba desgranar lo que suponía aquella bomba que Reiji acababa de soltar. Tenían a un espía, a una puta rata, comiendo entre ellos. Y no se habían dado cuenta hasta ahora. Eso le recordó algo, a alguien, pero lo apartó rápidamente de sus pensamientos.
Necesitaba centrarse.
«Shukaku… ¿tú no soltarías en una de esas reuniones que nos íbamos a enfrentar a Hanabi en la Playa Túnel, verdad? ¿O que andábamos por ahí?»
Silencio, y la dura verdad les golpeó a ambos con la fuerza de una bijūdama. ¡Oh, pues claro que lo había hecho! ¡Shukaku era como él! ¡Presumido, vanidoso! ¡No iba a perder la oportunidad de fanfarronear sobre el duelo contra un maldito Kage! ¿Cómo habían sido tan estúpidos? ¿De verdad se creían que el encuentro con Bakudan había sido casualidad? No, ¡él sabía que estarían allí, y había llegado preparado!
Qué demonios, ¡quizá fue así como también encontraron a Ayame, en el Valle del Fin! Tenía que contarles lo sucedido. A ella. A Juro. Estaban en un peligro constante. Más de lo que creían.
—¿Y qué es eso que quería contarnos? —recordó, de pronto, centrando su atención de nuevo en Reiji.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado