27/01/2020, 18:14
(Última modificación: 27/01/2020, 18:14 por Uchiha Akame.)
Bendō no parecía afectarse por las continuas menciones a su desafortunada desfiguración que hacía la kunoichi. Al contrario, las aguantaba con el estoicismo de quien se sabe un paria entre los suyos y está acostumbrado a que las miradas cambien rápidamente de lugar y los rostros ajenos reflejen bien asco, bien lástima. Tal vez fue eso último lo que le hizo esbozar una mueca de desagrado al escuchar el tono con el que Hana se refería a sus quemaduras.
—No es necesario que sientas lástima por mí, Hana —replicó, cortante. Luego pareció arrepentirse y, tras un suspiro de resignación, añadió—. Lo siento, supongo que nunca terminaré de acostumbrarme a que todo el mundo me ofrezca su pena en cuanto me ven la cara. Es como si ya estuviese muerto.
Bendō echó entonces a andar mientras le indicaba a la kunoichi que le siguiera. Bajarían la calle hasta una estrechez en donde, a juzgar por el cartel que colgaba junto a la esquina, había un bar.
—Trabajo recogiendo y vendiendo chatarra. Te sorprendería saber la de recursos que se desperdiciarían si no fuera por los que compartimos este oficio —la informó, docto, levantando un índice categórico—. Muchos herreros se niegan a trabajar un metal si no tiene las condiciones adecuadas, pero eso no significa que sea un pedazo de basura. A veces las cosas pueden servir para algo, aunque sean feas o estén rotas. Pero mucha gente no lo sabe.
—No es necesario que sientas lástima por mí, Hana —replicó, cortante. Luego pareció arrepentirse y, tras un suspiro de resignación, añadió—. Lo siento, supongo que nunca terminaré de acostumbrarme a que todo el mundo me ofrezca su pena en cuanto me ven la cara. Es como si ya estuviese muerto.
Bendō echó entonces a andar mientras le indicaba a la kunoichi que le siguiera. Bajarían la calle hasta una estrechez en donde, a juzgar por el cartel que colgaba junto a la esquina, había un bar.
—Trabajo recogiendo y vendiendo chatarra. Te sorprendería saber la de recursos que se desperdiciarían si no fuera por los que compartimos este oficio —la informó, docto, levantando un índice categórico—. Muchos herreros se niegan a trabajar un metal si no tiene las condiciones adecuadas, pero eso no significa que sea un pedazo de basura. A veces las cosas pueden servir para algo, aunque sean feas o estén rotas. Pero mucha gente no lo sabe.