27/01/2020, 20:02
Siguió al chico que, aceptando su improvisado trato, se metió dentro del local. Se sentó en uno de los taburetes y Hana le imitó, sentándose en el contiguo. Y esperó, sin apartar la mirada del kasa, que Bendō ni hizo ademán de quitarse.
—Jefe, dos de bravas Y una jarra de agua con dos vasos, que nos van a hacer falta.
Se dio unos segundos de margen, pero nada. Cada vez le entraban más ganas de quitarle el maldito sombrero y no era un mero capricho, era un capricho justificado, que era todavía más peligroso.
— Me corrigo, dos condiciones. La que te he dicho antes y que te quites esa cosa. ¿No pretenderás que mantengamos una conversación mientras te miro la barbilla? — preguntó algo brusca, dándose cuenta de su tono, lo corrigió. — Si quieres nos sentamos en una mesa y te pones de espaldas a la puerta, pero que al menos pueda verte.
La idea de sentarse a comer y beber con una persona y ser incapaz de ver nada más que su estúpida barbilla la enervaba casi tanto como no tener ella ese kasa. Era la única forma de asegurarse que él no recaía en esa droga de ocultación.
—Jefe, dos de bravas Y una jarra de agua con dos vasos, que nos van a hacer falta.
Se dio unos segundos de margen, pero nada. Cada vez le entraban más ganas de quitarle el maldito sombrero y no era un mero capricho, era un capricho justificado, que era todavía más peligroso.
— Me corrigo, dos condiciones. La que te he dicho antes y que te quites esa cosa. ¿No pretenderás que mantengamos una conversación mientras te miro la barbilla? — preguntó algo brusca, dándose cuenta de su tono, lo corrigió. — Si quieres nos sentamos en una mesa y te pones de espaldas a la puerta, pero que al menos pueda verte.
La idea de sentarse a comer y beber con una persona y ser incapaz de ver nada más que su estúpida barbilla la enervaba casi tanto como no tener ella ese kasa. Era la única forma de asegurarse que él no recaía en esa droga de ocultación.