27/01/2020, 23:58
—¡Por supuesto que quiero saberla! Me tienes intrigadísimo. Oye, ¿pero me vas a hacer el feo después de pedirme que trajese unas botellas de no probarme ni una? ¡Sácate una copa ahí para ti, hombre! ¡O un chupito al menos!
Pues tenía razón. Para poder hablar de ciertas partes de la historia, iba a necesitar una copa. Me bebí lo que quedaba de té de un solo trago y le ofrecí el vaso para que me sirviera.
—En fin, después del encuentro con Gyūki, llegamos finalmente a la isla del hierro, donde pensábamos que todo iba a ser, en fin, mas pacífico. Acompañamos a Yuuna hasta su pueblo, y allí nos alojaron en una posada antigua. Donde de nuevo, nos atacaron los shinobis de Kurama.
Por si creía que el temita del nueve colas había terminado, lo llevaba claro. Aun quedaba bastante. Por que seguramente, la madre de Yuuna...
—Los derrotamos de nuevo, pero uno de ellos tenia un sello explosivo y...
!BOOOM¡
La posada se vino abajo. Con Katsudon dentro, yo salí despedido por una ventana, por que me había protegido usando el cadáver de uno de esos shinobis.
Y en ese punto de la historia volví a salir ese hijo de... Ese samurái al que ojala pudiera aplastar con el barco. Bueno, eso no, matar samuráis estaba mal. Pero darle una buena paliza... Eso si.
—Pense que Katsudon había muerto bajo los escombros a causa la explosión. Mientras estaba un poco en shock por la supuesta perdida, el que parecía uno de los jefazos allí, me golpeo varias veces para que habalra y claro, le conté lo sucedido, aprecio mi cabeza, aunque a veces no lo parezca.
Tampoco hacia falta entrar en todo el detalla. Hice cosas y dije cosas que... Era mejor no mencionar.
—Pues mientras, Katsudon "revivió" ante mis ojos echo mierda. Los samuráis nos apresaron por que no me creían, o eso pensaba, y ademas ese hijo de... Del hierro, amenazo con torturar a Katsudon.
Pues tenía razón. Para poder hablar de ciertas partes de la historia, iba a necesitar una copa. Me bebí lo que quedaba de té de un solo trago y le ofrecí el vaso para que me sirviera.
—En fin, después del encuentro con Gyūki, llegamos finalmente a la isla del hierro, donde pensábamos que todo iba a ser, en fin, mas pacífico. Acompañamos a Yuuna hasta su pueblo, y allí nos alojaron en una posada antigua. Donde de nuevo, nos atacaron los shinobis de Kurama.
Por si creía que el temita del nueve colas había terminado, lo llevaba claro. Aun quedaba bastante. Por que seguramente, la madre de Yuuna...
—Los derrotamos de nuevo, pero uno de ellos tenia un sello explosivo y...
!BOOOM¡
La posada se vino abajo. Con Katsudon dentro, yo salí despedido por una ventana, por que me había protegido usando el cadáver de uno de esos shinobis.
Y en ese punto de la historia volví a salir ese hijo de... Ese samurái al que ojala pudiera aplastar con el barco. Bueno, eso no, matar samuráis estaba mal. Pero darle una buena paliza... Eso si.
—Pense que Katsudon había muerto bajo los escombros a causa la explosión. Mientras estaba un poco en shock por la supuesta perdida, el que parecía uno de los jefazos allí, me golpeo varias veces para que habalra y claro, le conté lo sucedido, aprecio mi cabeza, aunque a veces no lo parezca.
Tampoco hacia falta entrar en todo el detalla. Hice cosas y dije cosas que... Era mejor no mencionar.
—Pues mientras, Katsudon "revivió" ante mis ojos echo mierda. Los samuráis nos apresaron por que no me creían, o eso pensaba, y ademas ese hijo de... Del hierro, amenazo con torturar a Katsudon.