28/01/2020, 19:28
—Just relax, queen
Volvió a parpadear, siguiendo quieta en el sitio. Pero Roga prosiguió para contestar a su pregunta, y gracias a Shiona-sama, de vuelta en su idioma.
—A decir verdad mi relación con la música es una historia muy larga, que podríamos estar parados aquí un buen rato. ¿No sería mejor buscar un sitio donde poder conversar con mayor comodidad? De hecho estoy de paso y me disponía a buscar una taberna o una posada. Así de paso aprovechamos para tomarnos una merienda o algo mientras conversamos. ¿Qué me dices, Uzumaki?
—¡Oh! —exclamó la aludida, y aunque no le parecía una gran idea compartir quizá una comida con aquel chico peculiar, poco podía hacer si quería realmente saciar su curiosidad, además, era la mejor manera de pasar su tiempo en Los Herreros, descansar y luego retomar su viaje de regreso a Uzushiogakure—. Claro, vamos, a ver dónde podemos estar apartados y hablar más cómodamente.
Eri se sujetó el asa de su mochila y salió de la plaza esta vez acompañada por el amejin. El sol caía lentamente y hacía brillar la mayoría de los aceros que se trabajaban en los alrededores, pero Los Herreros no solo tenían gente trabajando el metal, sino que otros se encargaban de alimentar a los numerosos encargados de fabricar aquellas armas. Para suerte de Roga y Eri, un bar se encontró en su camino antes de que sus estómagos demandaran llevarse algo consistente a la boca.
Entraron y Eri se sentó en una mesa, dispuesta a ir a pedir algo. Esperó a Roga y cuando llegara a su lado, preguntaría:
—¿Qué te apetece?
Volvió a parpadear, siguiendo quieta en el sitio. Pero Roga prosiguió para contestar a su pregunta, y gracias a Shiona-sama, de vuelta en su idioma.
—A decir verdad mi relación con la música es una historia muy larga, que podríamos estar parados aquí un buen rato. ¿No sería mejor buscar un sitio donde poder conversar con mayor comodidad? De hecho estoy de paso y me disponía a buscar una taberna o una posada. Así de paso aprovechamos para tomarnos una merienda o algo mientras conversamos. ¿Qué me dices, Uzumaki?
—¡Oh! —exclamó la aludida, y aunque no le parecía una gran idea compartir quizá una comida con aquel chico peculiar, poco podía hacer si quería realmente saciar su curiosidad, además, era la mejor manera de pasar su tiempo en Los Herreros, descansar y luego retomar su viaje de regreso a Uzushiogakure—. Claro, vamos, a ver dónde podemos estar apartados y hablar más cómodamente.
Eri se sujetó el asa de su mochila y salió de la plaza esta vez acompañada por el amejin. El sol caía lentamente y hacía brillar la mayoría de los aceros que se trabajaban en los alrededores, pero Los Herreros no solo tenían gente trabajando el metal, sino que otros se encargaban de alimentar a los numerosos encargados de fabricar aquellas armas. Para suerte de Roga y Eri, un bar se encontró en su camino antes de que sus estómagos demandaran llevarse algo consistente a la boca.
Entraron y Eri se sentó en una mesa, dispuesta a ir a pedir algo. Esperó a Roga y cuando llegara a su lado, preguntaría:
—¿Qué te apetece?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)