29/01/2020, 03:44
¡Por supuesto que era educado! ¡De eso Sayuri no tenía nada que temer!
—Lo soy, lo soy. Y ya sabe cómo son los rumores. Por cada oreja que escucha y por cada boca que habla cambia la versión. Lo que al principió era carbono, luego resultó ser hierro, ¡y después acero! Quiero decir, para el aldeano corriente será lo mismo, ¡pero usted y yo sabemos que la verdad es bien distinta!
¿Había empleado una metáfora sobre aceros adrede, sabiendo que la familia de Reiji era herrera? ¡Por supuesto que sí! Para caer bien a la gente, no solo había que ser eso que algunos llamaban carismático, también había que acertar con el corazón de la gente. Con lo que les movía.
Y, hablando de lo que le movía a alguien, ese algo que movía a Reiji apareció por la puerta del camarote.
—Oh, es un placer enorme conocerte, Sendo Yuuna —dijo, con una leve inclinación de cabeza. «Vaya, vaya, vaya. Así que esta es la chica por la que dejaste a Sakura. ¡Ja! ¡Menudo truhan! ¡Si es que estoy orgulloso de ti, joder!»—. Oh, será un placer para mí, Sayuri-san —dijo, a la oferta de pasarse por su casa y comprar cualquier arma a precio de ganga. Se despidió de ella con un gesto de mano.
Lo cierto era que Datsue ya tenía su propio socio en una tienda de armas, pero estaba pensando en desentenderse de todo aquel negocio. Al fin y al cabo, ahora era aspirante a Uzukage. Tenía que centrarse. Además, tenía que admitir, no se cobraba nada mal como jōnin.
—¿Saltar? —miró a Reiji, extrañado. ¿Cómo que saltar a la parte de Hanabi?—. ¿Cómo saltar? ¡Pero si estabas a punto de contarme el momento en que te diste cuenta que estabas enamorado de Yuuna! Va, hombre. Si seguro que a Yuuna le apetece escucharlo también. ¿O no?
«Oh, venga. No te saltes la mejor parte.»
—Lo soy, lo soy. Y ya sabe cómo son los rumores. Por cada oreja que escucha y por cada boca que habla cambia la versión. Lo que al principió era carbono, luego resultó ser hierro, ¡y después acero! Quiero decir, para el aldeano corriente será lo mismo, ¡pero usted y yo sabemos que la verdad es bien distinta!
¿Había empleado una metáfora sobre aceros adrede, sabiendo que la familia de Reiji era herrera? ¡Por supuesto que sí! Para caer bien a la gente, no solo había que ser eso que algunos llamaban carismático, también había que acertar con el corazón de la gente. Con lo que les movía.
Y, hablando de lo que le movía a alguien, ese algo que movía a Reiji apareció por la puerta del camarote.
—Oh, es un placer enorme conocerte, Sendo Yuuna —dijo, con una leve inclinación de cabeza. «Vaya, vaya, vaya. Así que esta es la chica por la que dejaste a Sakura. ¡Ja! ¡Menudo truhan! ¡Si es que estoy orgulloso de ti, joder!»—. Oh, será un placer para mí, Sayuri-san —dijo, a la oferta de pasarse por su casa y comprar cualquier arma a precio de ganga. Se despidió de ella con un gesto de mano.
Lo cierto era que Datsue ya tenía su propio socio en una tienda de armas, pero estaba pensando en desentenderse de todo aquel negocio. Al fin y al cabo, ahora era aspirante a Uzukage. Tenía que centrarse. Además, tenía que admitir, no se cobraba nada mal como jōnin.
—¿Saltar? —miró a Reiji, extrañado. ¿Cómo que saltar a la parte de Hanabi?—. ¿Cómo saltar? ¡Pero si estabas a punto de contarme el momento en que te diste cuenta que estabas enamorado de Yuuna! Va, hombre. Si seguro que a Yuuna le apetece escucharlo también. ¿O no?
«Oh, venga. No te saltes la mejor parte.»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado