30/01/2020, 20:40
Bendō se mesó la barba unos momentos, haciendo memoria, antes de responder.
—Hmpf, si no recuerdo mal tienes que bajar por esta calle hasta llegar a una plaza bastante grande. A estas horas debe haber varios puestos y gente vendiendo baratijas. Allí gira a la izquierda por la esquina que hace una fragua muy grande, de dos pisos, y luego sigue esa calle hasta que veas las tejas rojas. Ese es el hostal —explicó.
Luego el chatarrero rebuscó entre los bolsillos de su viejo uwagi y sacó una cajetilla de tabaco; se puso un cigarrillo en la boca, guardó la cajita, y sacó una de fósforos. Encendió uno de aquellos cerillos y empezó a fumar caladas para encender el tabaco.
—Gracias, Hana —dijo después. Parecía sincero—. Es muy importante para mí, y confío en ti. Sé que cumplirás con tu parte.
Estaba todo dicho. Con una leve inclinación de cabeza, Bendō se despidió de la muchacha para darse media vuelta y andar calle arriba, con un destino muy concreto...
—Hmpf, si no recuerdo mal tienes que bajar por esta calle hasta llegar a una plaza bastante grande. A estas horas debe haber varios puestos y gente vendiendo baratijas. Allí gira a la izquierda por la esquina que hace una fragua muy grande, de dos pisos, y luego sigue esa calle hasta que veas las tejas rojas. Ese es el hostal —explicó.
Luego el chatarrero rebuscó entre los bolsillos de su viejo uwagi y sacó una cajetilla de tabaco; se puso un cigarrillo en la boca, guardó la cajita, y sacó una de fósforos. Encendió uno de aquellos cerillos y empezó a fumar caladas para encender el tabaco.
—Gracias, Hana —dijo después. Parecía sincero—. Es muy importante para mí, y confío en ti. Sé que cumplirás con tu parte.
Estaba todo dicho. Con una leve inclinación de cabeza, Bendō se despidió de la muchacha para darse media vuelta y andar calle arriba, con un destino muy concreto...