1/02/2020, 21:45
(Última modificación: 2/02/2020, 00:34 por Sasagani Yota. Editado 1 vez en total.)
— ¿Jurete? ¿De qué cojones hablas?
No estaba entendiendo absolutamente nada. De hecho, me estaba pareciendo una broma de muy mal gusto, o directamente una jodida pesadilla de la que había que despertar pronto. Conocía a Juro y sabía que no le gustaba llamar la atención. Además... ¿qué diablos podría haber hecho para que todos estuvieran así?
— Mira, tío, jamás lo hubiera dicho de él, pero...
... perdió el control, Yotita. Él, él...
— ¿Él qué? ¡Escúpelo ya, maldita sea! ¿dónde está?
Estaba empezando a ponerme realmente nervioso y a punto de salir por patas e ir a buscar a Jurete a su propia casa y que él mismo me dijera lo que había pasado. Mi madre era incapaz de dejar de llorar y yo cada vez entendía menos de qué narices iba la película. La mente empezaba a nublarse y empezaba a marearme producto de la excitación del momento, así que tuve que apoyarme en la mesa.
— ¡Ay, mi Yotita!
Irremediablemente, aquella mujer rubia volvió a abrazarme.
— Se ha cargado al viejo, tío
¡BAM!
Como un dardo envenenado, la araña lo soltó sin más y todo a mi alrededor empezó a ir a cámara lenta. El mundo se había empezado a derrumbar y, de pronto, el suelo llegó a impactar contra mi rostro. Sentía la sangre brotar de mis fosas nasales como un torrente violento. El cuerpo cada vez lo sentía menos mío y un grito, ininteligible me atormentaba. Luego, todo se apagó.
No estaba entendiendo absolutamente nada. De hecho, me estaba pareciendo una broma de muy mal gusto, o directamente una jodida pesadilla de la que había que despertar pronto. Conocía a Juro y sabía que no le gustaba llamar la atención. Además... ¿qué diablos podría haber hecho para que todos estuvieran así?
— Mira, tío, jamás lo hubiera dicho de él, pero...
... perdió el control, Yotita. Él, él...
— ¿Él qué? ¡Escúpelo ya, maldita sea! ¿dónde está?
Estaba empezando a ponerme realmente nervioso y a punto de salir por patas e ir a buscar a Jurete a su propia casa y que él mismo me dijera lo que había pasado. Mi madre era incapaz de dejar de llorar y yo cada vez entendía menos de qué narices iba la película. La mente empezaba a nublarse y empezaba a marearme producto de la excitación del momento, así que tuve que apoyarme en la mesa.
— ¡Ay, mi Yotita!
Irremediablemente, aquella mujer rubia volvió a abrazarme.
— Se ha cargado al viejo, tío
¡BAM!
Como un dardo envenenado, la araña lo soltó sin más y todo a mi alrededor empezó a ir a cámara lenta. El mundo se había empezado a derrumbar y, de pronto, el suelo llegó a impactar contra mi rostro. Sentía la sangre brotar de mis fosas nasales como un torrente violento. El cuerpo cada vez lo sentía menos mío y un grito, ininteligible me atormentaba. Luego, todo se apagó.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa