2/02/2020, 17:38
Tsukisame Takumi parecía un chico que no se daba por vencido a la primera, sacando ideas y continuando con su labor. Hiroki esta vez se estaba encargando de hacer que el gato estuviera todo el tiempo con la atención puesta en él, mientras la marioneta de su compañero volvía a acercarse por detrás.
Pero aquella vez volvió a resultar fallida, pues el gato saltó sobre Hiroki para sujetarse fuertemente y arañarle un par de veces antes de salir corriendo por los caminos empedrados del Jardín de los Cerezos, dejando a Hiroki con algo de sangre saliéndole del rostro.
—Odio a los gatos... —farfulló, tomando un pañuelo para limpiarse como pudiera el rostro—. Al menos ha dejado el apio...
Encima del árbol, justo casi al borde de caer, se encontraba la bolsa arrugada donde asomaba el amado apio de la anciana mujer.
Pero aquella vez volvió a resultar fallida, pues el gato saltó sobre Hiroki para sujetarse fuertemente y arañarle un par de veces antes de salir corriendo por los caminos empedrados del Jardín de los Cerezos, dejando a Hiroki con algo de sangre saliéndole del rostro.
—Odio a los gatos... —farfulló, tomando un pañuelo para limpiarse como pudiera el rostro—. Al menos ha dejado el apio...
Encima del árbol, justo casi al borde de caer, se encontraba la bolsa arrugada donde asomaba el amado apio de la anciana mujer.