6/02/2020, 22:06
—¿Qué si la conozco? ¡Es mi mejor amiga! Ah, pues a ella sí la debes piropear, ¿eh? Nos salvó de una buena cuando Ayame se descontroló en el examen Chūnin. Ya sabes, la Guardiana del Gobi.
Ante la primera noticia, se había quedado francamente sorprendida, pero la segunda la había dejado helada en el sitio. ¿Su sensei? Era la Uzumaki que había salvado la villa en aquel examen no era otra que Uzumaki Eri. Empezaba a ser frustrante ver todas las piezas del puzzle encajar y pensar una y otra vez, ¿cómo no me había dado cuenta antes? Tampoco es como si la conociese desde hace meses, pero.aún así le quemaba un poco.
— ¿Qué? Ella... Eri-san no me había dicho nada. — dijo a la nada mientras se frotaba los ojos con una mano, intentando asimilar su nueva realidad que parecía llena de casualidades que no parecían casualidades.
—¿Qué tal te va con ella? Te confieso una cosa, ¡yo también fui su alumno! A ratos. Digamos que fue quien me enseñó las maravillas del Raiton, y también me dio unos consejos muy buenos para dominar el Rasengan, que siempre se me había resistido.
Hana no pudo evitar pensar en la fragilidad del ser humano ante el incesante avasallamiento de Kami-sama. Realmente iba a necesitar varios días para procesar todo eso. Había conocido a Uchiha Datsue, jinchuriki de la villa, jounin más sexy elegido por la revista Remolino Ardiente durante dos ediciones, el cual había salvado la villa un par de veces, resultaba ser el mejor amigo de su sensei, Uzumaki Eri, la cual también había salvado la villa una vez, salvando a la jinchuriki de otra villa de paso. Y ahora, se ve que su sensei también había sido sensei de Uchiha Datsue, a quien le había enseñado el Rasengan y Raiton.
La única pregunta que tenía Hana en la cabeza era: ¿Qué estaba pasando hoy?
Pero dejó eso de lado y se dispuso a responder a su superior.
— Em... bien, bien. Solo nos hemos visto una vez, y no pudo enseñarme mucho porque no tenía ni idea de Fuinjutsu, ni de Raiton, ni de nada en lo que coincidieramos. Pero el Fuinjutsu se me daba bien así que con un poco de estudio podré hacer algo, supongo.
Se empezaba a sentir como una hormiguita mirando saltamontes y pensando en lo altos que eran. Tanto Eri como Datsue eran Jounins, grandes y poderosos Jounins. No era que estuviese desanimada, simplemente preguntaba si la diferencia era realmente recortable por alguien como ella, alguien normal y corriente.
Ante la primera noticia, se había quedado francamente sorprendida, pero la segunda la había dejado helada en el sitio. ¿Su sensei? Era la Uzumaki que había salvado la villa en aquel examen no era otra que Uzumaki Eri. Empezaba a ser frustrante ver todas las piezas del puzzle encajar y pensar una y otra vez, ¿cómo no me había dado cuenta antes? Tampoco es como si la conociese desde hace meses, pero.aún así le quemaba un poco.
— ¿Qué? Ella... Eri-san no me había dicho nada. — dijo a la nada mientras se frotaba los ojos con una mano, intentando asimilar su nueva realidad que parecía llena de casualidades que no parecían casualidades.
—¿Qué tal te va con ella? Te confieso una cosa, ¡yo también fui su alumno! A ratos. Digamos que fue quien me enseñó las maravillas del Raiton, y también me dio unos consejos muy buenos para dominar el Rasengan, que siempre se me había resistido.
Hana no pudo evitar pensar en la fragilidad del ser humano ante el incesante avasallamiento de Kami-sama. Realmente iba a necesitar varios días para procesar todo eso. Había conocido a Uchiha Datsue, jinchuriki de la villa, jounin más sexy elegido por la revista Remolino Ardiente durante dos ediciones, el cual había salvado la villa un par de veces, resultaba ser el mejor amigo de su sensei, Uzumaki Eri, la cual también había salvado la villa una vez, salvando a la jinchuriki de otra villa de paso. Y ahora, se ve que su sensei también había sido sensei de Uchiha Datsue, a quien le había enseñado el Rasengan y Raiton.
La única pregunta que tenía Hana en la cabeza era: ¿Qué estaba pasando hoy?
Pero dejó eso de lado y se dispuso a responder a su superior.
— Em... bien, bien. Solo nos hemos visto una vez, y no pudo enseñarme mucho porque no tenía ni idea de Fuinjutsu, ni de Raiton, ni de nada en lo que coincidieramos. Pero el Fuinjutsu se me daba bien así que con un poco de estudio podré hacer algo, supongo.
Se empezaba a sentir como una hormiguita mirando saltamontes y pensando en lo altos que eran. Tanto Eri como Datsue eran Jounins, grandes y poderosos Jounins. No era que estuviese desanimada, simplemente preguntaba si la diferencia era realmente recortable por alguien como ella, alguien normal y corriente.