11/02/2020, 00:50
—¡Al contrario! No me has robado tiempo, ¡me has regalado el tuyo!
Y así, sin comerlo ni beberlo, Datsue volvió a ser él. Con una sonrisa afable y unas palabras melosas, le dijo que se fuese a su casa. Todo con una amabilidad desbordante y unas palabras que era imposible tomarse a mal. Sin embargo, la espinita de ver al Datsue serio y frio estaba ahí, clavada en el corazón de la joven genin. Sabía que muchas veces se pasaba de curiosa y acababa por meter la pata hasta el fondo. Suspiró mentalmente y apuntó en su agenda mental reprenderse de nuevo por ser como es.
— Ha sido un placer conocerte, Hana
— Lo mismo digo, Datsue-san. Espero que nos sigamos viendo por la villa. — le estrechó la mano devolviendole la sonrisa. — Si algún día tienes que volver a pedir que cuiden de Datsuse, pide que me ofrezcan la misión a mí y estaré encantada de cogerla. — se ofreció ella, sin tener la suficiente confianza para decirle que lo haría gratis, a ver si se iba a pensar que seguía coqueteando.
Y así, sin comerlo ni beberlo, Datsue volvió a ser él. Con una sonrisa afable y unas palabras melosas, le dijo que se fuese a su casa. Todo con una amabilidad desbordante y unas palabras que era imposible tomarse a mal. Sin embargo, la espinita de ver al Datsue serio y frio estaba ahí, clavada en el corazón de la joven genin. Sabía que muchas veces se pasaba de curiosa y acababa por meter la pata hasta el fondo. Suspiró mentalmente y apuntó en su agenda mental reprenderse de nuevo por ser como es.
— Ha sido un placer conocerte, Hana
— Lo mismo digo, Datsue-san. Espero que nos sigamos viendo por la villa. — le estrechó la mano devolviendole la sonrisa. — Si algún día tienes que volver a pedir que cuiden de Datsuse, pide que me ofrezcan la misión a mí y estaré encantada de cogerla. — se ofreció ella, sin tener la suficiente confianza para decirle que lo haría gratis, a ver si se iba a pensar que seguía coqueteando.