11/02/2020, 11:24
Prácticamente puede decirse que intercambiar nuestras miradas por tan solo un segundo fue suficiente para que ambos echaramos a correr a pesar de que yo terminé por manifestarlo verbalmente. Pero la uzujin no. Ell en su lugar se limitó a correr en la dirección en la que provenía aquel berrido de animal que, ciertamente parecía de perro. Pronto me dejaría atrás, olvidándose de todo lo de su alrededor, ella tenía un claro objetivo, le había hecho una promesa a aquel hombre y la terminaría cumpliendo.
Cruzamos un pequeño riachuelo, apartamos varias ramas para no estamparnos, alguna que otra pequeña colina y entonces...
Bajo un árbol había un perro blanco y marrón, pelo largo y suave y sí, como había predicho Eri, tenía los ojos azules. Pero también tenía manchas de sangre por todo el cuerpo y algún que otro hilito de sangre brotando de entre sus dientes.
«Oh, vamos, no me jodas..»
— ¡Mira, Eri-san!
Dije, alarmandola, aunque ella llegó segundos antes a la zona y ya lo habría visto.
Cruzamos un pequeño riachuelo, apartamos varias ramas para no estamparnos, alguna que otra pequeña colina y entonces...
Bajo un árbol había un perro blanco y marrón, pelo largo y suave y sí, como había predicho Eri, tenía los ojos azules. Pero también tenía manchas de sangre por todo el cuerpo y algún que otro hilito de sangre brotando de entre sus dientes.
«Oh, vamos, no me jodas..»
— ¡Mira, Eri-san!
Dije, alarmandola, aunque ella llegó segundos antes a la zona y ya lo habría visto.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa